Tierra Serena VIII

-Buenas noches, querida Dama –dijo el brujo desde las profundidades de la capucha negra que cubría casi sus facciones, haciendo que las palabras se arrastrasen como serpientes hasta el lecho donde descansaba su amante-. Espero que hayáis descansado bien...
Eli-zabad, totalmente desconcertada, no supo cómo reaccionar a tales palabras. No tenía ni idea de lo que hacía en aquella estancia del castillo. Era la primera vez que veía lo que evidentemente era el sanctasanctórum de lord Sergei. Intentó que su mirada se mantuviera fija en los ojos del señor del castillo. La curiosidad la impelía a observar los extraños objetos con más detenimiento. "Tal vez", pensó para sí misma, "los rumores que circulan alrededor del Duque del Castillo Raven, el Duque Negro, sean más ciertos de lo que se dice...". No pudo evitarlo, y volvió a mirar la decoración de la sala. La esfera palpitante y blanca atraía su atención. Era tan... hermosa. Pura. Si sólo...
La voz de lord Sergei la devolvió a la realidad, rompiendo el hechizo.
-No me contestáis, mi querida Eli-zabad. Se os nota un poco conmocionada, querida –insinuó el brujo, llevándose las manos a la capucha y retirando ésta de su cara. El efecto fue sobrecogedor. "El Duque Negro...". Las brasas emitieron un chasquido, devolviendo a Eli-zabad, otra vez, a la realidad.
-N-no... No, milord –contestó ella, recordando su actual situación de repente-. Por supuesto que no –añadió, intentando sin conseguirlo imprimir un tono de tranquilidad a su voz. Incluso ensayó una sonrisa...
...que lord Sergei captó al instante y que, con una sola mirada de autocomplacencia, consiguió desmontar. O casi.
-Milord, yo querría...
-...saber qué hacéis en mi laboratorio, desnuda, arropada por las sábanas de mi cama, ¿no es cierto? –completó el hechicero. La sonrisa que bailaba en sus ojos pasó a las comisuras de su boca. Eli-zabad tembló al ver la sonrisa. Pero no era de miedo.
El poder de seducción de aquella sonrisa era bien conocido en el reino. Más de una hija de noble cuna había caído bajo el influjo de aquel simple movimiento de los labios. Era una sonrisa que prometía un oscuro romance, una placentera visita al dominio de la lujuria, el descubrimiento de las negras pasiones que todo corazón sentía nacer de vez en cuando. Pero que él prometía eternas... La sonrisa que dedica el zorro a la gallina, la mirada de la víbora al ratón. Ella conocía por propia experiencia el poder dentro de esos leves y apenas insinuados gestos. Y sabía que no haría nada por resistirlos... Sí, tal vez sí que temblara de miedo...
-Bueno, no os preocupéis –continuó el Duque, avanzando lentamente hacia Eli-zabad, la cual sólo se daba cuenta de que la cara de él llenaba cada vez más su campo de visión, eliminando todo lo demás, difuminándolo como si de acuarelas se tratara-. Debéis comprender que mientras dure vuestra estancia en mi castillo, debo asegurarme que gozáis de todas las protecciones que os pueda facilitar...
-¿P-protecciones? –tartamudeó ella, refugiándose contra los almohadones de la cama, mientras sentía cómo la cálida presencia de lord Sergei empezaba a rodearla a pesar de que él se encontraba todavía a varios metros de la cama-. ¿P-podéis e-explic-caros, mi señor Sergei...?
-Por supuesto, mi Dama Eli-zabad –respondió él. Su oscura figura, envuelta en aquella túnica de terciopelo negro bordada con hilos de plata, acortó despacio la distancia que la separaba de ella-. El reciente incidente acaecido sobre vuestra persona me obliga a protegeros como la invitada que sois en mi castillo...
La joven se llevó una mano a la cabeza, palpando los bordes irregulares de su cabello, destrozado a tijeretazos por su marido. La blanca y sensible piel de su cuello ardía, se consumía, como si fuera en ese momento en que la marcara como una vulgar res. Sus dedos recorrieron el dibujo del sello grabado a fuego. "Un escudo para el que no necesita escudo..."
-P-pero mi señor Duque –protestó Eli-zabad, ruborizada-. Mi señor marido...
-...no debería trataros como a una mula de carga reticente a cooperar, sí –la cortó la suave voz de lord Sergei-. Tenéis toda la razón –ya se encontraba a su lado, dominándola desde la altura, como un dios protector y compasivo. Un dios cariñoso y atento-. Por eso he decidido encargarme personalmente de vuestra seguridad. Mi noble y fiel subordinado no volverá a tocaros un dedo, os lo aseguro.
Y volvió a sonreír. Su cara estaba a tan sólo unos centímetros...
...y en ese momento unos secos golpes en la puerta retumbaron en la amplitud de la estancia, rompiendo el hechizo y devolviendo a Eli-zabad al mundo real. Un poco atontada, como si le pesara la cabeza, oyó que el Duque recibía a alguien en la puerta. Se le oía enojado, pese a que poco alcanzaba a escuchar de la conversación.
-...Has hecho bien –decía lord Sergei-. Ahora... el correo... Zhura.
-...Sí, mi señor –contestaba la otra voz, rasposa y grave-. La Torre... espías... ¡malditos thrillianos! Valiente idea... bravo y respetado... Emperador, mi señor.
-Perfecto –dijo el Duque, y se le notaba contento-. Consigue... audiencia breve... esposa... recompensado.
-...haré, mi Duque.
La puerta volvió a cerrarse con un golpe sordo que creó ecos en la gran habitación. Pasos sosegados unidos al suave deslizar de la tela sobre el suelo alertaron a Eli-zabad de que el señor volvía hacia la cama, hacia ella.
-Bueno, mi querida Dama –dijo el señor con voz apenada-. Debo ausentarme unos momentos. Ya sabéis, deberes de estado –añadió con una risilla despectiva-. La sala estará guardada, a pesar de que no veáis a nadie -la instruyó-. No os preocupéis, por tanto.
-¿Q-qué he de hacer, mi señor Duque? –preguntó ella, todavía intentando devolver su mente y su concentración al mundo real-. Debo esperaros o...
-Haced como si estuvieseis en vuestras propias habitaciones, querida –dijo, mientras se daba la vuelta y se acercaba hacia la puerta, dispuesto a marcharse-. Sed, simplemente, vos misma. Aunque –añadió, deteniéndose un momento y girando levemente la cabeza hacia ella- debo deciros que, por vuestro propio bien y el de los que vivimos en este castillo, no toquéis la esfera –echó a andar de nuevo. Su mano derecha abrió una de las hojas de la puerta, atravesando el umbral a continuación-. No estáis preparada todavía, querida.

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Chistosillo

Esta mañana, tomándome el café, hice algo muy muy malo: robé una de las páginas del periódico del bar. Con nocturnidad y con alevosía. Aunque fueran las 12 del mediodía.
Es que me quedé de piedra, os lo juro. En la página de opinión de El Mundo se comentaba la próxima celebración en Nueva York de la cumbre negacionista del cambio climático (las minúsculas están puestas adrede). El tema de la opinión era que ánde iban ésos, que el cambio climático está más probao que la redondez de la Tierra. Básicamente hablaba de que las posturas de esos negacionistas parten de falacias y que el calentamiento está provocado, en última instancia, por el actual modelo de desarrollo.

Bien, vale. Hasta ahí me parece bien. Que en El Mundo colabore más gente aparte de PNJs como Losantos es estupendo.

¿Por qué una entrada? Porque el artículo también recogía unas declaraciones hechas por el mejor amigo de Bush y Blair (sí, el del bigote). Y dice así:
"No tiene sentido dedicar cientos de miles de millones de euros a causas tan científicamente cuestionables como ser capaces de mantener la temperatura del planeta Tierra dentro de un centenar de años y resolver un problema que quizá, o quizá no, tengan nuestros tataranietos".

Y continúa:
"Los entusiastas de los consensos científicos y los inquisidores que les protegen rechazan cualquier discrepancia".

Repuesta lapidaria de Nicolas Stern, célebre economista autor del Informe Stern:
"Aznar no sabe nada sobre ciencia".

Por si alguien todavía duda de quiénes son estos negacionistas, baste saber que el instituo que celebra la cumbre, el Instituto Heartland, está patrocinado por gente como la petrolera ExxonMobil, la empresa de automoción General Motors o la tabacalera Philip Morris. Gente que, por supuesto, estaría más que de acuerdo en que se bajaran los impuestos por contaminación, se permitiera aumentar las emisiones de gases contaminantes, etc, etc.

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Memeces barbijeras

Bueno, pues hala, yo también voy a completar el meme que Barbija compartía con todos el otro día.

¿Cuánto tiempo llevas blogueando?
Pues mes y medio. Ya veis, soy de los novatillos...

¿Cómo te enteraste de la existencia de los blogs y te animaste a participar?
Pues me enteré hace ya algún tiempo, y siempre pensé que eran como los grupos del messenger: una colección de tipos idiotas contándose idioteces varias. Entonces va Jezabel y se hace un blog, con el que lleva más de dos años. Al principio lo tomé con escepticismo, pero luego, y gracias a ella, conocí una faceta de internet de la que en realidad no tenía ni idea. Al final comenzó a picarme un poco la idea de hacerme uno, pero nunca lo hice porque me asaltaron dudas. Y entonces, al haber tanta gente de la blogosfera de Jez que insistía una y otra vez, me animé. De eso hace bien poco, pero ya iré escribiendo, ya...

¿Quién es tu blogger favorito?
Quedaría muy mal si no dijera que Jezabel, ¿no? Tengo que deciros una cosa: la Jezabel de carne y hueso es IGUAL a la del blog. No sabéis lo que tengo que soportar... digoooooo, que me hace muy feliz. Eso.

Dime 5 blogs que sigas a diario o con mucha frecuencia.
Complicado, ya que sigo bastantes más...
Pero bueno, como hay que mojarse:
Sí, van siete, pero es que mis matemáticas son... especiales. Y aunque tendría que añadir a muchos más, éstos son lo que visito últimamente con mayor frecuencia.

¿Eres lector anónimo de algún blog?
Pues mira, no. El único "Anónimo" que respeto es al autor del Lazarillo de Tormes.

¿Te has enamorado alguna vez de un bloguero/a?
El tema es que ya estaba enamorado de una antes de que lo fuera. ¿Cuenta?

¿A qué 5 blogueros te llevarías de borrachera?
¿Sólo cinco? Soy de la opinión de que cuantos má seamos más reiremos, pero bueno.
Hace tiempo que se me pasó la etapa de salir de farra hasta que amaneciera.
Pero bueno, sí que me llevaría a tomar una Guinness a: Jezabel (pero sin que beba), a Barbija (que debe ser la monda), a Lanarch (para dar el toque polémico a cualquier discusión), a Copépodo (que es la jodida caña, y viene con un Alfie de regalo...) y a Orofëa (que una Guinness sin él es como un día sin pan).
Sí, sois más, y si hubiera un bar lo suficientemente grande para que cupiéramos todos no faltaríais ninguno.

¿Has conocido a alguien más llá del teclado?
Pues hombre. El tema es que ya conocía a varios de antes de que se metieran en esta secta (Jez, Orofëa, Neoraist, Lanarch)... Pero gracias a la blogosfera he conocido a Copépodo y a Alfie. Unos tipos que son la caña de Ejpaña. Y que espero que vengan de visita cuanto antes...
De hecho animo a todos a conocer a la gente a la que lee.

¿Estás satisfecho con tu blog?
Pues, por ahora, sí.

¿Cuál es el peor blog que hayas visitado?
Alguno que era demasiado cursi para mi gusto (y cuyo nombre no recuerdo). Y he de avisar que mi tolerancia del rosa es bastante... pequeña. Aunque el descubrimiento del blog mencionado por Barbija es de antología (nadie mejor que Lanarch para sacar oro de un alcornoque...)

¿Qué es lo que más te gusta de los blogs?
Te permite conocer a una gente que no conocerías si no fuera por la existencia de este Internet 2.0 en el que nos encontramos.

Nombra a cinco blogueros para que conteste a estas preguntas en sus blogs.
Que lo haga el que quiera.

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La segunda mejor balada de la historia

Hace tiempo, más de un año, Orofëa posteó en su blog una entrada a la mejor balada de todos los tiempos. Más tarde, él, que de vez en cuando le da por tocar la guitarra, publicó una serie de posts tocando su versión. Ayer, por petición popular, volvió a hacerlo.
Y yo, que quiero continuar con mi saga dedicada a los "Verdaderos Dioses", voy a recordaros a todos a un grupo británico de metal que nació a finales de los 80. Paradise Lost. Geniales, sublimes. No hay palabras para definirlos. Empezaron tocando Death Metal, aunque pronto derivaron a una nueva concepción: el Gothic Metal, donde luego triunfarían algunos grupos como Theatre of Tragedy.
Canciones como Embers Fire, de su mejor disco: Icon, o Death Emotion, de Gothic, dan testimonio de su gran carrera. Su evolución continúa, ya a finales de los 90, en un estilo más melódico, con tintes electrónicos y más "suave" con ejemplos como su gran éxito: el álbum One Second, para mí el mejor disco de este mítico grupo. Y los tíos siguen...
  • Embers Fire.
Simplemente, me encanta.
  • Say Just Words.
Vídeo ya machacado por Jezabel en su momento.

¿Y por qué mento yo a Orofëa y a Led Zeppelin? Porque si Stairway to Heaven es la mejor balada que existe, Paradise Lost son los intérpretes de, para mí, la segunda mejor:
  • One Second.
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Nevermore

Veo en el blog Project Leipzig (del pre-prosuegro de Jez... o sea, de mi padre: todo un friki) una entrada digna de aparecer también en este modesto blog (¡bah! ¿Modesto, yo?).


Hace doscientos años y cuatro días nació, en Boston, alguien que marcaría un antes y un después en la literatura. Me refiero a Edgar Allan Poe. ¿Quién no recuerda "Berenice", o "El Cuervo"? ¿Quién no se ha estremecido con sus letras? Poe ejerció una gran influencia en la posterior concepción de los géneros de terror y de ficción. Los grandes escritores posteriores (y también los mediocres, los olvidados, los anónimos) le deben mucho.

Vivo retrato de su época, murió (como debe morir toda leyenda) por causas no aclaradas a la edad de 40 años.

Muchos han sido los homenajes a este gran escritor. Añado un vídeo de The Alan Parsons Project, grupo británico de rock progresivo (y que me gusta mucho), que homenajeó a Poe en "Tales of Mystery and Imagination", y luego haría lo mismo a Asimov en "I Robot".

Os dejo con The Raven.


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Mierda de gente

El episodio del coche no termina.
Hoy por la mañana mi madre estaba de mal humor. Le han llamado los del seguro (los del telefonito rojo ése que hace turú-turú-turú...), concretamente una señora de lo más borde que no le ha dejado hablar, diciéndole basicamente que: "Descontando tal, y tal, y tal, y tal, y teniendo en cuenta la valoración de nuestro experto perito, se le reembolsarán X euros".
Y, ¿cuánto es X? Pues menos de la mitad que lo que nos dieron por el R-21. Por un coche diez años más moderno, diez veces mejor, en absoluto perfecto estado (antes del accidente, claro) nos dan menos. ¡Menos! ¿Pero qué hostias entiendes tú por "Seguro a Todo Riesgo", cabrón? No te digo que pagues el coche entero, que por cierto ya se ha pagado con creces con los recibitos que mandas todos los años al banco, pero es que es tener jeta, macho, el que valores el coche en una suma realmente ridícula, que nos descuentes del pago el traslado en la grúa, que nos descuentes también el valor de las piezas en el desguace (que, siendo chatarra y al peso, calculo yo unos... ¿100 €?), etc, etc. Espera, que como se te vaya la pinza también nos descuentas el arreglo de los desperfectos en el maldito quitamiedos. ¡Ah, no! Que ya estabas avisado de eso expresamente. Qué bien, oye. Tranquilo me dejas. Y es que no es lo mismo joder a base de bien a un particular que al Estado, ¿eh?

Hay profesiones de las que uno no debería sentirse orgulloso. Profesiones que tratan, básicamente, de lucrarse con desgracias y sacarles los cuartos (pero muchos cuartos) a la gente que ha sufrido percances, para que sufran aún más. Como los abogados especializados en divorcios, los "sanadores" homeoputas o los que dirigen los tanatorios. Pero los que se llevan la palma son los que trabajan en una Aseguradora. Todos. A ésos no se les salta ningún recibo que cobrar. Pero ninguno. Ahora, ay amigo, en el momento de pagar los desperfectos que aseguran todo son excepciones, cláusulas, letra pequeña, no-me-he-enterado, me-dan-igual-tus-problemas...

El año pasado tuvimos un pequeño problema con nuestra casa.
Las tuberías empezaron a picarse, jodiendo todo el sistema de fontanería, la caldera del gas, el parqué, los techos... Además, los de Ibertrola tuvieron una "sobretensión" (así lo llamaron ellos), que nos jodió la mitad de los aparatos electrónicos (microondas, ordenadores, teles, la puerta del garaje...). Más de medio año, (sí, habéis leído bien) para que los del puto erizo mandaran a alguien, que no lo mandan, que ya nos llaman, que no-sé-qué, que no-sé-cuál, que llamen ustedes a un chapuzas que ya les pagamos nosotros las facturas, que no se las pagamos, que sí, que el año que viene pasamos de asegurarles en nuestra compañía... Más de medio año a veces con agua caliente, a veces no (menos mal que estábamos en verano). Sin poder abrir el garaje, la información de algún disco duro perdida e irrecuperable, un nuevo microondas...
¿Y quién paga los perjuicios a mayores de las facturas? ¿Y quén paga los perjuicios que te ocasiona el que has contratado para asegurarte? ¿Ellos? ¿Pagar? Venga, tronco, estás de coña. "Estamos en crisis". Crisis su jodida madre, que para que ellos no pierdan el dinero (que es que pobrecitos, fíjate, que no tienen un duro y van a tener que vender su segundo yate) se lo quitan a los que les han contratado. Es que es de chiste. Es lo mejor del liberalismo económico: para que las empresas grandes no sufran, les pasan el muerto a la base del sistema.

¿Y en este tipo de sociedad se busca el "Estado de Bienestar"? ¿El bienestar de quién? ¿De los cuatro ricachones que cuentan fajos de billetes de 500 € como otros lo hacen con monedas de 50 céntimos? Esperad, que creo que la respuesta es . Definitivamente: el mundo estará lleno de seres humanos (6000 millones, dicen, una verdadera plaga) pero no veo yo a muchas personas.

Aseguradoras: dais asco, pero que mucho asco.

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Mi nombre es Ubuntu

Creo que ya os ha quedado clara una cosa: mi ordenador pasa de mí. Yo tengo la teoría de que mi maquineja piensa que estamos en pie de igualdad, él y yo. Vamos, que tengo un ordenador anarquista...

El tema es que la semana pasada iba a colgar una entrada, pero, como ya sabéis, tuve una experiencia... chocante.

Lo que iba a decir es que, en el Máster del Universo que estoy dando, he estado con geoestadística. Como véis en el link, es algo muy práctico, pero un soberano coñazo (además, no sólo se usa para búsquedas de mineral, sino para muchas otras cosas, como contaminación de suelos, modelos digitales del terreno, áreas de influencia, etc, etc). Para manejar estas cosas, el profesor que nos dio la parte referente a este aridísimo tema nos pasó un programa: Isatis (digoooo... mejor aquí). Los que manejéis software muy especializado, os habréis dado cuenta de que las licencias para su uso son extremadamente caras. Tanto, que están pensadas para corporaciones o instituciones, nunca para el usuario particular.
Bueno, pues este programita es caro de cojones.
Así que nuestro querido profesor, quien por cierto era griego, nos pasó una licencia académica de este programa. Es una licencia muy, muy capada. Pero bueno, para aprender va bien. El problema viene cuando la licencia es para Linux, no para Windows XP. Evidentemente, los ordenadores que utilizamos allá en Palencia NO tienen Linux. Por eso, en el DVD está instalado Ubuntu, de tal manera que tenemos que arrancar los ordenadores con el disco metido, y él sólo arranca en Linux.
Ésa es la teoría.

Mi ordenador arranca con el DVD, empieza a cargar Ubuntu y, sin la menor provocación, dice:

Primero esto. Luego la nota de suicidio.
Mi ordenador está loco.

Hace mucho que no pongo ningún vídeo. Así que, aprovechando el título del post, y fuera de programa...







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PJs de mi vida: Slav von Strangerssen (II)

A Slav todo eso no le importó... demasiado. Cuando despertó en su nueva condición de no-muerto, su mente, su cuerpo, había cambiado a una existencia de obediencia. Pasaron varios años en los que su "vida" existía sólo para obedecer a su Sire, Wilhelm Heimer, Regente del Tercer Círculo de la Capilla de la Casa y Clan Tremere en Bonn. Escalaba en la Pirámide Tremere, la jerarquía monolítica del Clan, con sorprendente velocidad. Varios Neonatos le envidiaban, e incluso hubo un par de duelos de magia. Los resultados le aseguraron que nadie le volvería a retar. Las cenizas de sus oponentes se convirtieron en otro ingrediente más que utilizar en sus muchas y fructíferas investigaciones.
A Slav su vida anterior no le importaba demasiado... salvo por el insistente recuerdo de su amada Anne. Cuando alcanzó el Sexto Círculo de Aprendiz, algo muy notable para un Neonato Tremere, llegó para él la oportunidad que necesitaba para... para recordar el rostro de Anne. Un Aprendiz del Sexto Círculo todavía está atado a su Sire, pero se le permite cierto grado de independencia. Una noche intentó volver a verla.

Lo que pasó esa noche es otro de los secretos que carcomían al joven vampiro y que le alejaban de la conciencia humana que todavía le pudiera quedar. Rompió una de las más sagrdas tradiciones de la Mascarada: revelarse ante un mortal. No importaba que ese mortal no pudiera después contar lo ocurrido. El Clan Tremere es muy estricto. Tal vez el más estricto de los siete que forman la Camarilla. Era difícil que se descubriera, pues no había pruebas materiales, pero los Ancianos del Clan pueden leer la mente...
Era de noche. Slav por fin se había atrevido a volver a ver a Anne. Sabía, por anteriores investigaciones, que Anne no le había olvidado. Lo había intentado, pero no lo había conseguido. Él quería tranquilizarla. Que todavía existía, aunque en otro estado. Incluso era probable, pues ella era inteligente y creativa, que se le diese el permiso para Abrazarla...
Llegó a su casa. Sus sentidos mejorados y su habilidad para percibir a otros seres y preguntarle a los objetos le fueron de mucha utilidad. Le dijeron que en el pequeño piso en el que Anne vivía había otras dos personas. Eso le intrigó más que alarmarle. Todavía conservaba las llaves del portal, así que entrar en el edificio no fue problema. Subió despacio las escaleras. Sus sentidos fijos en esas extrañas presencias. Pues eran extrañas. Sabía que Anne, en ocasiones desde que Slav desapareciera, había... tenido amantes. Pero no percibía lujuria. Percibía deseo, sí, pero no como debería ser...
Llegó hasta el descansillo del piso de Anne. Empezó a distinguir detalles, detalles desconcertantes más aún. Las presencias tenían una tonalidad rojiza, pero pálida y trémula. ¿¡Vampiros...!?
Sus procesos mentales se quebraron con el grito femenino que traspasó puerta de la casa. Era un grito no de dolor, sino de horror.
Con sus capacidades potenciadas por la Sangre que bullía en su cuerpo muerto, con un grito de dasafío, de rescate, de rabia, Slav rompió la puerta justo cuando unas risas y otro grito, esta vez sí de dolor, rasgaban el aire. La luz de las lámparas estaba amortiguada de una manera extraña, antinatural, pero a su escasa luz se podía ver. El espectáculo era digno de una obra de Dante: el cuerpo de Anne estaba rasgado en canal, pero no sangraba. Sus órganos latían y se convulsionaban, mientras la extremidad, era inútil llamarla "mano", de uno de los dos seres se hundía en su abdomen. El otro reía, envuelto en una aureola de oscuridad viva, sólida, móvil. Anne se apercibió de la entrada de Slav. "¡Slav! ¡Socorro!", gritó ella. La historia se repetía. La consciencia de Slav se enturbió. Un velo de color rojo cubrió su vista...
Cuando recobró el uso de sí mismo no recordaba nada. A su alrededor la habitación aparecía quemada. Dos montoncitos de polvo a sus pies y Anne de pie a su lado. Le sonrió, y ella no repondió. Slav intentó levantarse. Lo consiguió con dificultad, pues había algo sobre él. Lo apartó sin mirarlo y se dirigió hacia Anne. A abrazarla. Extendió sus brazos y sus manos sólo tocaron aire. Ella no se inmutó, aunque al cabo de unos instantes miró al suelo. Slav hizo lo mismo. Lo que había a sus pies era el cadáver desgarrado y medio quemado de Anne.

Slav lo mantuvo en secreto. Aprendió a comunicarse con el espectro de Anne. Ella no quería irse a donde quiera que se fueran los espíritus de los muertos. Parecía que estaba atada a él por algún tipo de vínculo. Bien. Slav quería pasar el resto de su existencia con Anne. Lo había conseguido.

Tiempo después, y ya habiendo alcanzado el Séptimo Círculo de Aprendiz, su Sire le mandó a Valladolid, España, donde una inteligente Ventrue llamada Eylo había conseguido expulsar al Sabbat. Se había convertido en Príncipe de la ciudad, y solicitaba la ayuda de la Camarilla para hacer frente a la multitud de enemigos que pululaban por la Península Ibérica. La respuesta fue enorme, y mutltitud de vampiros de la Camarilla partieron hacia allá. El Clan Tremere, siempre haciendo gala de oportunismo, envió a varios vampiros, entre los que se encontraba Slav.
Pronto se vio envuelto en multitud de responsabilidades, ya que la Condesa Eylo, Príncipe de Valladolid, no era una persona fácilmente... saciable. El ya no tan joven vampiro, gracias a sus enormes habilidades tanto en magia de la Sangre como por sus conocimientos, entró a formar parte de un ecléctico grupo de vampiros: Nicolai, un Gangrel ruso, arisco y poco hablador, con un oscuro secreto tras él; Esmesquio, un Malkavian mejicano con un diálogo demasiado inconexo para el gusto de Slav, y que además sufría de personalidad múltiple; Asim, un Seguidor de Set egipcio, huidizo y torpe, pero con un amplio conocimiento sobre la mística del mundo oscuro y multitud de contactos en el submundo; Judas Blanco, apodado "el Carnicero de Vallecas", un Brujah español, simple como el mecanismo de un sonajero pero rápido y contundente como un ariete; y Mike Romanov, un asesino Assamita, valga la redundancia, rumano de nacimiento, cuyo fanatismo se hacía soportable sólo porque era capaz de degollar con su afilado katar la cabeza de alguien al que una multitud se encontrara mirando fijamente sin que ninguno se diera cuenta. La misión del grupo: encontrar y eliminar cualquier amenaza para el gobierno de la Príncipe antes de que actuara contra ella.
Acabaron con Sabbats infiltrados, recuperaron artefactos de un pasado ignoto, destruyeron a un poderoso ser que dormía bajo la ciudad...

El momento más memorable de las aventuras de Slav tuvo lugar casi al final de su vida como PJ, cuando, persiguiendo a un esquivo y poderoso Ventrue Antitribu llamado en clave "Mussolini", acabaron traspasando un portal espacio-temporal que les llevó a un mundo paralelo. Un mundo más atrasado tecnológicamente que aquél del que provenían, un mundo lleno de seres extraños, con una lógica extraña y una apriencia aún más extraña.
Al llegar, Slav notó enseguida que su vínculo con el espectro de Anne había desaparecido. Por más que lo intentaba no conseguía ponerse en contacto con ella. Hasta que la encontró. Ella era una campesina, estaba viva, y en alquel momento estaba sufriendo el ataque de dos seres monstruosos con aspecto de troll de cuento de hadas. Slav, gracias a sus poderosas habilidades, acabó con los agresores de la muchacha en un estallido de energía oscura. Ella se arrojó a sus brazos, agradecida, aunque no le reconoció por quien era.
Después de luchar contra un ejército de temibles montruos, comandados por un desconocido ser, que querían destruír el pacífico reino al que Slav y sus compañeros habían llegado, los vampiros fueron colmados de honores y riquezas. Slav era feliz por primera vez en su no-vida: había encontrado a Anne. Pero un día ella desapareció. El mago de la corte, un chiflado que respondía al estrambótico apelativo de "Mago Guay", cuando se acordaba de su nombre, consultó los astros y, entre sus enigmáticas palabras, los compañeros descubrieron que la amenaza al reino no había acabado, y que el ser que dirigía esa amenaza era quien había raptado a Anne.
Después de muchas tribulaciones, llegaron al castillo de ese extraño comandante.
Allí se encontraron con su Archienemigo: Mussolini. Les estaba esperando, con una siniestra sonrisa en su cara. Slav perdió la cabeza, entró en un cuasi-Frenesí e, invocando las oscuras energías de la Taumaturgia en una larga y fina hoja liviana cual pluma de cuervo, extendiendo unas alas negras tras sus hombros, corrió a su encuentro, separándose peligrosamente de sus compañeros.
Mussolini le fue guiando en su huída, hasta que Slav acabó encerrado en una enorme habitación de piedra con una puerta de metal rojizo cerrada. En esa habitación estaba Anne. Vestida con armadura y una espada brillante en la mano. La sorpresa y el alivio casi hacen que Slav dejara de existir, pues Anne, con los ojos en blanco y poseída por el Ventrue Antitribu, le asestó un mandoble que casi no pudo esquivar. Lo intentó de mil maneras: intentando Dominarla, encerrándola en una prisión de energía, Ofuscándose, sujetándola con Telekinesis, sobrevolándola y esquivándola para llegar hasta la puerta...
Nada sirvió. Con lágrimas en sus muertos ojos, Slav la mató, espada negra contra espada blanca, en un duelo breve pero intenso. Justo cuando la negra hoja de Slav traspasaba el corazón de Anne, ella volvió en sí. Le dijo que le perdonaba y que nunca dejaría de amarle.
Cubierto por la sangre de ella, dejó la espada negra sobre el cuerpo de su amada. Furioso, desintegró la puerta que le cerraba el paso con una sola palabra. Allí estaba Mussolini, con una mueca de satisfacción en la cara. Con ella alcanzó la Muerte Verdadera. Slav no le dio oportunidad y se ensañó con él. Sin arma en la mano, el Tremere invocó otra. Una espada hecha de energía pura, negra como el vacío, radiante como una nova, ligera como una pluma, pesada como diez mil mundos, larga como la Realidad entera, corta como el espacio entre las partículas del átomo. Real e irreal a la vez. Una discontinuidad convertida en arma.
Sus compañeros le encontraron rodeado de trozos del cadáver de su enemigo, cubierto por la sangre de Anne. Llorando. Lo más emotivo fue que Nicolai, el Gangrel, que no se llevaba bien con ninguno del grupo, le puso la mano en el hombro y le miró, comprendiendo realmente su sufrimiento.

Slav se convirtió en PNJ poco después. Entre mi vida en Salamanca y las ocupaciones de mis amigos, no volvimos a jugar la estupenda partida que dirigía Danonino. En la capital charrolandina comencé a dirigir otra partida de Vampiro: La Mascarada a Jezabel y a otros. En esa partida aparecía Slav, como Regente de la Capilla de Salamanca. Frío, preciso, con una soberbia del tamaño de su ego (ya considerable) y un trato distante, casi como si no le importara en absoluto lo que le rodeaba. Espero que ahora comprendáis el porqué.

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PJs de mi vida: Slav von Strangerssen (I)

  • Juego: Vampiro: La Mascarada.
  • Clan: Tremere.
  • Edad real: 90 años.
  • Edad aparente: 25 años.
  • Nacionalidad: alemana.
  • Concepto: médico, filólogo y místico.
  • Descripción: 1'60 m de altura, delgaducho, con el pelo moreno largo y suelto, ojos grises tras unas pequeñas gafas y gesto permanente de superioridad. Viste pantalón y jersey oscuros, sencillos. El único adorno visible que lleva es un colgante de plata con el símbolo de su Clan y su graduación de Regente del Primer Círculo.
Slav nació a principios del siglo XX en Bonn, en el seno de una familia acomodada. Su padre era un médico de gran renombre, y, tal y como se estilaba entonces, su hijo tambén tuvo que seguir la tradición familiar. Aún así, la gran pasión de Slav, ya desde pequeño, eran los lugares lejanos. Se quedaba totalmente fascinado con los antiguos mapas que había en la biblioteca de su casa. Pasaba las horas mirando los países, sus nombres, su geografía, hasta tal punto que su padre tuvo que ordenarles a los sirvientes que cerraran la habitación con llave para que el pequeño no entrara. De mayor su pasión no disminuyó, y tuvo amargas discusiones con su familia, pues el deseaba estudiar idiomas y viajar por el mundo. Al final las órdenes del padre fueron terminantes: o estudiaba medicina o estudiaba medicina. Pero Slav tenía una mente brillante, así que mientras se graduaba en la mejor universidad alemana, por las tardes aprendía por sí solo diversos idiomas: latín, griego, inglés, francés, chino... Todo le valía.
Poco antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, Hitler y el partido NAZI llegaron al poder. La familia von Strangerssen era una familia rica, por lo que no se les tocó demasiado. Tal vez algún donativo al partido y cosas así. Pero ésa también fue la época en que la madre de Slav, el único punto de estabilidad en la inflexible vida de la familia, murió de una enfermedad incurable a la que el padre no pudo hacer frente.
Ésta no fue la única tragedia en la familia.
Slav tenía una hermana, Madeleine, muy querida para él y en la que la familia tenía puesta grandes espectativas. Ella solía salir, acompañada por supuesto por un par de sirvientes, a "hacer visitas" de sociedad. Una noche no llegó a casa. La familia nunca supo el porqué. Slav nunca se lo dijo.
El joven Slav volvía de pasar la tarde en la biblioteca de la Universidad de Bonn. Estaba bastante excitado, puesto que había encontrdo una serie de manuscritos muy antiguos en una zona reservada de la biblioteca. Manuscritos realmente muy antiguos. Él pensaba que eran babilonios, pero no estaba del todo seguro. El conservador de la bilbioteca, que se daba aires de místico, le había puesto en contacto con un "mago" de una extraña Logia. A la noche siguiente tendrían su primera cita y...
...los gritos provenían del callejón de al lado. Slav entró, curioso. Ante sus ojos vio cómo un joven soldado intentaba abusar de una muchacha. No era de su incumbencia, por lo que el joven médico decidió volver a la calle principal y olvidar el asunto. Pero entonces la muchacha gritó otra vez: "¡Slav! ¡Socorro!". Se dio la vuelta. La muchacha era su hermana. El soldado le miró y sonrió. Golpeó a Madeleine, dejándola inconsciente, y fue a por Slav. Sacó su pistola y, apuntándole, le indicó que se acercara. El joven no tuvo más remedio que obedecerle. En un movimiento rápido, el soldado le redujo, golpeándole con la culata del arma...
Cuando despertó, se encontraba en el suelo, junto al cadáver semidesnudo y ensangrentado de su hermana.

Pasaron varios meses. Las muertes de las mujeres de la familia habían afectado mucho la relación entre padre e hijo, que prácticamente ni se saludaban al verse por lo amplios pasillos de la mansión von Strangerssen.
Slav continuó con sus investigaciones, compatibilizándolas con su trabajo en un importante hospital de la ciudad. Mientras por el día sanaba enfermos, por las noches visitaba al anciano místico con el que había contactado tiempo atrás. Éste le introdujo en la numerología, la astrología, las reglas formuláicas de la magia y más aún.
A pesar de eso, la vida de Slav no estaba vacía de relaciones. Conoció a una joven en la Universidad. Se llamaba Anne y era preciosa, inteligente, divertida... Era su único contacto humano. Ella quería que se casaran, que abandonara la casa de su padre. Él lo posponía una y otra vez: su trabajo, sus investigaciones... Ella no se rendía y él casi estuvo a punto de ceder. Incluso llegaron a prometerse matrimonio. La amaba mucho, pero...
El joven pasaba cada vez menos tiempo en su casa, gastando el tiempo entre sus estudios con el místico, su trabajo en el hospital y Anne. Llegó un momento en que ni siquiera volvió.
El místico era Wilhelm Heimer. Había nacido en el siglo XVIII. Había sido Mago. Ahora era un Brujo, un Tremere, un vampiro.
Se le dio por desaparecido. La Policía le buscó. Su padre se arruinó, vendiendo todas sus posesiones, contratando detectives, usando sus influencias. Anne se desesperó, buscando consuelo en la bebida y en amantes, pese a no conseguir olvidar a su prometido. Nunca se supo más de él.

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Cada día entiendo menos de informática

La informática, seas o no un informático, es algo misterioso. Si además estás manejando el fantabuloso Windows, la cosa se pone aún más interesante.
Por si fuera poco lo del accidente, esta mañana mi ordenador decía que pasaba de cargar la configuración del sistema que tenía, y que con tanto mimo yo le había puesto, aleccionándole día tras día con amables palabras (y patadas a la CPU). Que lo sentía mucho y tal, me dice, pero que me dieran por culo.
Bueno, después de bregar con él, de tirarme de los pelos de la barba, de llamar a Seifer desesperado (pues es informático) y que me dijera "Conozco el problema. No conozco la solución. Dame unas horas. Corto y cierro", por fin he conseguido arreglarlo. No me preguntéis cómo lo he hecho, pero lo he conseguido.

Ahora, después de restaurar el sistema, veo que la "Papelera de Reciclaje" del jodido Windows XP aparece como "llena". Yo me sorprendo, pues no tendría que tener nada. La abro, para rebuscar a ver si se ha colado algo. Veo que no hay nada, que está más limpia que el trasero de un elfo. Bueno, pues me digo "Le daré a 'Vaciar', a ver qué pasa". Y Windows, tan amable él, me dice:

¿Esto es una nota de suicidio o qué?
Ayúdame, Obi-Wan Kenobi, eres mi única esperanza.

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Por el canto de un duro

Los habituales sabéis, pues ya se encargó Jezabel de decirlo, que este viernes tuve un accidente de tráfico. También sabéis los resultados y tal, ya fuese porque me llamarais o porque leyerais el blog de Jez (nunca dejeis de pasar por él. Merece mucho la pena).

Bueno, pues lo que no sabéis es el estado en el que quedó mi estupendo Xantia HDi, al que echaré mucho de menos (sigh...) aunque me dejara tirado y mi primera reacción (bueno, la segunda, que la primera fue tocarme para asegurarme de seguir entero) fuese darle de patadas.

Os dejo con una serie de fotos echas justo depsués de que la grúa nos dejara, a mí y al coche, enfrente de la puerta del taller (cuyos dueños son ya como de la familia):

Desde el lado derecho, el del copiloto.


Desde el lado izquierdo, el del conductor. En el que iba yo.


De frente, para que veáis la escabechina.


De más cerca. Atención a la rueda...

¿Os podéis creer que salí por mi propio pie? Llevo tres accidentes. En los tres salí ileso. En dos de ellos el coche que conducía fue declarado siniestro total.
  • Primer accidente. Hace unos 5 años:
En el primero iba yo en mi R-21 Turbo Diesel, camino de Valladolid desde Salamanca, por la autovía. Dos guardias civiles estacionados en el arcén, cerca de Alaejos, me dieron la señal de parada. El típico control de drogas y/o armas. Me han parado tantas veces que ya me conozco a casi todos los agentes de la Benemérita de la zona. Me puse en al arcén, reduje marcha, pisé el freno. El coche no frenó. Pisé el freno. La técnica de "vuelve a intentarlo" no funcionó. Con el coche patrulla a diez metros y yo a casi 90 Km/h, sólo se me ocurrió tirar del freno de mano. Esquivé el coche patrulla, encaminándome hacia el centro de la calzada. Los agentes, que no eran idiotas, se tiraron hacia la mediana. Ninguno de los dos llegó. Mi coche hizo un trompo y uno de los agentes saltó por encima del capó y al otro le di con el culo del coche justo cuando conseguía detenerme. Los guardias civiles se levantaron y me apuntaron con sus ameralladoras... Ehhh, no. Salí del coche acojonado (realmente muy acojonado) y ayudé a levantarse a los agentes. Se sacudieron el polvo y me preguntaron, muy amablemente, si el coche me había fallado. Uno de ellos se montó en mi coche y lo apartó del medio de la autovía (que menos mal, pensé yo después, que no venía ningún camión, que en ese caso no lo contamos ninguno). 30 minutos después vinieron los de atestados, dieron parte, a uno de los agentes atropellados le llevaron a que le dieran un par d epuntos, pues al golpear el suelo se había echo una brecha, yo me fumé casi el paquete de cigarrillos entero. Comprobaron el coche y, tal y cókmo os imaginábais, lo encontraron poseído por el espíritu de un maqui del año 40 que... digoooo, que le habían fallado los frenos. Ahora respondían más o menos bien, así que me dejaron marchar.
Diez kilómetros después el motor decidió que ya había vivido bastante y decidió autodestruírse. Hizo pum y me quedé allí, con una biela de la mano, tirado a mitad de camino entre Pucela y Charrolandia...
El coche fue arreglado (no costó mucho...) por los mecánicos de nuestro taller (sí, los que son como de la familia).
  • Segundo accidente. Hace 2 años y medio:
Estaba yo por Salamanca, justo había cogido el coche, el mismo R-21 de antes con motor nuevo y tal, que tenía aparcado cerca de la Estación de Autobuses. Eran las 3 de la tarde. Como todo el mundo sabe, ésa es la hora en la que las madres van a buscar a los niños al colegio. Pues bien, una de esas madres no sólo recogió a sus niños del colegio, sino que también se llevó el eje delantero de mi coche.
La lista se saltó un "ceda el paso", uno que hay justo cien metros de donde yo tenía el coche aparcado. Me dio por la derecha. Ella iba en un Opel Kadett. Como todos sabréis, ese coche es como un tanque. Su coche se dio de frente justo en mi rueda delantera derecha. A ella se le abolló el parachoques. A mí me destrozó el eje delantero. Los amables técnicos de la agencia de seguros de la $%&# señora lo declararon siniestro total ("El coche es viejo, ya no hacen piezas, no merece la pena arreglarlo..."). Adiós R-21, adiós.
Las agencias de seguros respectivas llegaron a un acuerdo: me darían menos de 3000 euros por un coche que antes del accidente estaba perfectamente. Odio a la gente que se lucra con las desgracias de los demás. Sobre todo porque me jodieron a base de bien, y a la señora nada.
  • Tercer accidente. Hace 3 días:
Ya lo sabéis. Otro siniestro total. Tengo la suerte del enano. Resultado: todos mis horarios, calculados al segundo, a la mierda. A ver cómo me las arreglo.
Aunque no hay mal que por bien no venga: ahora tendré que andar, así que por fin adelgazaré...

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Tierra Serena VII

Cuando despertó, se encontraba en la cama… en una cama que no era la suya. Sábanas carmesíes, color vino, de la más suave seda; y un dosel negro abierto por ambos lados y a los pies del lecho. Ella, desnuda, arropada por las sedas y la sensación de desamparo.
La habitación era hexagonal, oscura, siniestra, demasiado grande y llena de demasiado vacío. Estantes, atriles y objetos extraños poblaban la estancia, y grandes tapices con escenas sangrientas cubrían las paredes. Mesas con libros abiertos, material de alquimia, hierbas, botellas de vidrio llenas de saben-los-dioses-qué… Hasta la última pulgada de suelo estaba también cubierta por alfombras bordadas. Aquí y allá objetos de la más oscura y variada significación: un reloj de arena lleno de sangre, una mano seca y apergaminada colgada de un clavo, una espada de filo de fuego, una calavera de algún animal de enormes colmillos, un puñado de gemas multicolores… La chimenea era inmensa, inmensamente grande –necesaria para una habitación de tal tamaño-, y en ella languidecían unas brasas. El humo que se desprendía de las que se iban apagando era perturbadoramente denso y sinuoso, elevándose en un silencioso serpenteo mientras tejía runas y premoniciones para quien supiera leerlo.
Acentuando aún más la sensación de amplitud, un espejo de ocho pies de alto y nueve de largo, con un marco labrado en plata vieja, devolvía a la habitación la imagen de sí misma. Runas talladas en la plata fulguraban levemente con irisados reflejos de matiz ahora rojizo ahora azul, latiendo, danzando silenciosas su tétrica danza. A su derecha, un poco alejado, un extraño soporte metálico, trípode de patas curvadas hacia fuera y terminadas en garras, sobre el cual levitaba una esfera blanca y parpadeante.
Una enorme vidriera de colores brillantes y sin embargo tenebrosos ocupaba prácticamente la totalidad de una de las seis paredes que formaban la estancia, con un escudo de armas que la oscuridad del exterior no le permitió distinguir. En otra de las paredes, dobles portones de madera oscura y labrada en cabalísticos y místicos seres, demonios, diablos, ángeles y arcángeles, con una leyenda impresa en letras doradas sobre el dintel curvo de la que sólo percibió unos leves destellos.
Ella miró a su alrededor y se encontró, brillando entre las sombras que poblaban cada rincón, con la mirada burlona y misteriosa de lord Sergei.

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El hombre que me enseñó todo lo que sé

La Historia está llena de grandes nombres. Personas que se labran su fama y su lugar en el acervo común. Su influencia dura generaciones. Eso es cierto en cada aspecto de la vida. Pitágoras, Alejandro Magno, Julio César, Immanuel Kant... La lista es enorme y siempre está abierta.
El otro día hablé de David Hume. Gran pensador cuyas disquisiciones me asombraron en su momento y que tomé como guía.
Pero también dije que en mi vida hubo otro. Y dije que le dedicaría una entrada, así que aquí está.

Su nombre era Antonio Pardo Zorrilla. No lo busquéis en el Google, ni en una enciclopedia, ni en un libro de texto. Su nombre no ha pasado a la historia.
Voy a remediar eso.

Antonio Pardo nació el 21 de Septiembre de 1911. Era natural de Espinosa de los Monteros, provincia de Burgos, muy cerca del País Vasco. Como muchos de su generación, luchó en la Guerra Civil Española del 36. Combatió en el bando republicano y fue nombrado Cabo. Perdió familiares e hizo que otras familias perdieran a algún miembro. Tenía sus ideales y, por desgracia, mató por ellos. Cuando su bando perdió la guerra, tuvo que adaptarse. Se fue a vivir a Valladolid y se casó con Margarita Almudí, una modista zaragozana. No tenía estudios. Sólo sabía leer, escribir, sumar y restar. Así que abrió una frutería en la Calle de las Angustias. Después trabajó con su hermano en un almacén de plátanos que cambió de lugar en varias ocasiones, desde la Calle Mantería hasta la Calle del Rastro (detrás de la Casa de Cervantes), para finalmente situarla en la Calle Industrias. Allí trabajó hasta 1976, año en que se jubiló. Tuvo tres hijos, a los que mantuvo con su exiguo sueldo en una casa de alquiler situada en la Calle Perú, y éstos le dieron cinco nietos. Murió el día 21 de Febrero de 1997, de cáncer, a la edad de 85 años.

Era mi abuelo.

¿Adivináis quién es ese chaval con cara de sorpresa que está a su lado?

Mi abuelo no tendría estudios, pero era un filósofo. Su visión de la vida era muy peculiar. Yo pasé mucho tiempo con él, ya que era quien me iba a buscar al colegio y me llevaba a casa. En esos paseos me iba desgranando su modo de pensamiento y yo lo absorbía como una esponja. Él me hizo quien soy, o al menos puso los cimientos que dieron base a la estructura de mi mente. No siempre consigo serles fiel, pero lo intento.
Nadie puso sus ideas por escrito nunca, así que voy a hacerlo yo. Abuelo, va como tributo a tu memoria.
  • Primer Postulado. Principio de la No-Exclusividad o "Hay quien chupa picaportes".
Desarrollo: Existen muchas verdades sobre algo concreto que son totalmente ciertas. Esto es, que una verdad no excluye, en principio, a otra. Cada punto de vista tiene la posibilidad de ser verdadero. Las ideas no son absolutas, pues dependen de la subjetividad de cada persona. Este principio ya fue enunciado por Protágoras de Abdera: "El hombre es la medida de toda las cosas. Es por él que las cosas son o no son". Esto también se aplica a las costumbres y gustos de cada uno. Los modos de ser de las personas, diferentes todos ellos, pueden permitir la coexistencia sin ponerla en peligro. Repito: en principio. Hay cosas que son y serán siempre inaceptables. O deberían.
  • Segundo Postulado. Principio de la Adaptabilidad o "Si pasa, se le saluda".
Desarrollo: El mundo es mutable. Desde que nace hasta que muere, las personas van variando su modo de existir. Por nimio que sea, este continuo cambio es una constante. Es lo que se conoce como principio de la homeostasis. Todo sistema tiende hacia un equilibrio, pero este equilibrio no es estático, sino dinámico. Un equilibrio dado por el determinado valor de unas variables se desplaza cuando este valor cambia, salvo que el cambio en las variables supere los mecanismos de regulación del sistema y éste se disuelva. Cuando uno estudia el Medio Ambiente se da cuenta de que la homeostasis es el principio rector del sistema. Los seres humanos, como parte del conjunto, están sujetos a multitud de cambios, ya sean internos o externos. Los seres humanos deben adaptarse a estos cambios. Esto también implica que, ante un cambio, ante una dificultad, no hay que dejarse amedrentar. Hay que adaptarse.
  • Tercer Postulado. Principio de la Falsabilidad o "Todo termina en '-ete'; como 'cohete', 'retrete' y 'patata'".
Desarrollo: Todo es lo que es salvo que no lo sea. En la historia de la ciencia, las explicaciones a un mismo fenómeno han variado mucho a lo largo del tiempo. Un modelo, válido hasta ayer, hoy no lo es si se ha descubierto algo que se salga fuera de lo previsto. Entonces se fabrica otro modelo. Así una y otra vez. Una de las condiciones para comprobar si un modelo es científico es que cumpla este principio. En ciencia se busca la verdad demostrando la falsedad de una hipótesis. Mientras no se consiga refutar, la hipótesis es cierta. Así, es esencial no tomar nada por supuesto. Es más, siempre existe la posibilidad de una excepción. Nunca des por sentado nada, ni siquiera lo que sabes que es cierto.

Seguid estas pautas y disfrutaréis de una vida plena y saludable.

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¿Acaso tenemos cara de hitita, nosotros?

Uno oye cosas realmente perturbadoras ante las que tiene que sonreír indulgentemente.
Una de ellas es el tópico de "El Hombre es Bueno por Naturaleza".
Por supuesto. Por eso cuando uno oye cosas como que el gobierno israelí responsabiliza a Hamas de las muertes que causa su ejército, está claro que es el buenismo internacional, la noosfera que nos rodea y nos une y el sentimiento de formar parte de una única especie bendita por Dios quien nos impulsa.
A mí me hacen realmente mucha gracia los integrantes de ese movimiento al que denomino "Humanismo Des-Informado", los que creen en el infinito poder del buen rollo que tiene la humanidad por el mero hecho de ser humanos. Yo eso no me lo como ni con patatas.

Y ahora voy y me entero de que los israelíes van y bombardean una escuela palestina protegida por la ONU llena de refugiados aterrorizados. Que yo sepa, los que van a una zona de guerra enviados por las Naciones Unidas van vestidos de azul chillón, tienen banderitas muy monas y van en camiones en las que pone "U.N." bien grande. Y, por supuesto, avisan a los contendientes dónde van a estar. Nada, nada: daños colaterales.

Entre la sorprendente entrada ésta, las respuestas a una en el blog de Copépodo y la noticia de que el ejército israelí permitirá la entrada de ayuda humanitaria en Gaza durante tres horas diarias, va y me entra una Iraa digna de Jezabel. Pero, ¿qué se creen? ¿Que el asesinato de civiles es algo lícito si informas de que eran daños colaterales? ¿Que se pueden permitir ser indulgentes y dejar que los inocentes pillados en medio del conflicto reciban ayuda internacional como un gesto de buena voluntad? ¿Que su cruzada es justa y la cruzada del vecino no lo es? ¿Que la Cruz Roja se inventa situaciones?
Los que me conocen saben que no creo que los palestinos sean unos pobrecitos. También saben que no soy antisemita (entendido bien: anti-judío, no anti-israelí. No confundamos términos). No tengo nada personal en contra de los judíos ni tengo nada a favor de los que se escudan tras la población civil para cometer atentados. También saben que no soy creyente de ninguna religión, ya sea mayoritaria o no. De hecho soy ateo convencido. Pienso, sinceramente, que la defensa de la religión ha hecho mucho más daño que bien a la humanidad. No hay cruzadas justas.
Y ahí tenemos a unos integristas islámicos aprovechándose de que están rodeados de gente inocente para luchar contra todos aquellos enemigos del Islam. Y tenemos a un gobierno que se autodenomina una república, en la que las leyes vienen sancionadas por las escrituras hebreas gracias a sus jueces, que son rabinos. Unos combaten contra los que dicen enemigos de su religión y los otros... los otros también. Porque aprovecharse de estar luchando por una cruzada antiterrorista (que curioso: ¿una cruzada no es una guerra de religión?) para aislar a unos tíos e intentar echarles de su hogar a golpe de tanque debido a la defensa del pueblo israelí, que es el pueblo elegido, es algo que tiene mucha tela. Y mucha cara.
Además el gobierno israelí ni siquiera se da cuenta de algo: con sus ataques sobre la población civil para desarticular la red administrativa de Hamas sólo han conseguido una cosa. Y esta cosa es que Hamas gobierna al pueblo palestino porque así lo eligieron, democráticamente, los propios palestinos. Sólo consiguen radicalizar a los atemorizados civiles y obligarles a inmolarse en aras de su religión. Al atacar a los inocentes con la excusa de que los terroristas se esconden entre ellos hacen que esos mismos inocentes se conviertan en terroristas.
El saldo: centenares de civiles muertos y una decena de soldados israelíes caídos. Jóvenes con el cerebro lavado que ofrecen su vida haciendo explotar un autobús cargado de gente inocente. Gente que vive sus días parapetada tras muros reforzados con el temor de que un cohete casero les vuele la cabeza. Familias que se trasladan a la casa del vecino después de haberlo echado a punta de fusil. Miles de personas ignorantes de si hoy verán su último amanecer sobre la Tierra. Una boyante economía basada en hacer la guerra. Un nuevo Muro de Berlín. Tres intifadas. Judíos que se avergüenzan de ser judíos. Musulmanes que se avergüenzan de ser musulmanes. ¿Quién es el asesino: el terrorista o el soldado? ¿El integrista o... el integrista?

La zona del planeta conocida como "El Creciente Fértil" hace de su nombre una ironía mayúscula. Desde tiempos inmemoriales, desde antes de que a alguien se le ocurriera inventar un sistema para convertir en inmortales sus pensamientos, la llamada cuna de la civilización ha sido una zona de guerra total. Sumerios contra acadios, babilonios contra israelitas, egipcios contra hititas. Asirios, persas, macedonios, romanos, árabes... Allí nadie se hacía un nombre si no intentaba masacrar a su vecino. ¿Ha cambiado algo? Yo creo que no.
Hegel dijo que es el conflicto entre situaciones el que otorga movimiento a todas las cosas, y también a la humanidad. Pero también dijo muy claramente que ese conflicto lleva a una superación de las diferencias. En ocasiones los filósofos no ven muy claro. Nada se ha superado en un conflicto que dura eones. Y, de hecho, nada se superará hasta que toda la zona quede completamente inhabitable y toda la población esté muerta. Las raíces del odio están enterradas demasiado profundamente. Siempre puedes remontarte un poco más en la Historia para encontrar una escusa (que no excusa) al conflicto y posicionarte del lado de un bando o de otro.

Y, mientras tanto, la gente sigue muriendo.

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Tierra Serena VI

-¿Decíamos?
Sir Ilan avivó el fuego extinto, prendiendo de nuevo madera aromática. Cuando la hoguera alcanzó la fuerza que él deseaba, se volvió hacia Eli-zabad. Sonrió.
Ella le observaba atemorizada, encogida tras las sedas del dosel, esperando. Sir Ilan se quitó el guantelete de piel de dragón de la mano derecha. Extrajo de entre sus ropas una cadena de oro que brillaba con los tenues destellos de la hoguera, y de la cual colgaba un anillo: su sello. Lo extrajo de la cadena y se lo puso en el anular, observando a la luz de las llamas el metal con el escudo de armas grabado. Introdujo la mano en la hoguera, y dejó que las lenguas de fuego lamiesen su piel… no le herían, no le quemaban. Sin embargo, el anillo empezó a calentarse; Sir Ilan esperó, sin dejar de sonreír a su desconcertada esposa. Cuando el metal estuvo al rojo, sacó la mano de la chimenea.
De dos zancadas, se plantó al lado de la cama. Su mujer intentó revolverse, pero él era más rápido. Sujetó a Eli-zabad por un brazo e, ignorando sus gritos de terror, cerró la mano y aplicó el sello en su cuello, apoyándolo con firmeza sobre la piel. Se escuchó un silbido superponiéndose al aullido de ella, y al separar la mano, Sir Ilan observó complacido su escudo de armas marcado a fuego en la blanquísima piel del cuello de su esposa.
-Con esto -dijo, sonriendo maquiavélicamente– me aseguraré de que cualquiera que os toque sepa que sois de mi propiedad. Y con esto –se acercó al tocador de su mujer, mientras ella gemía y se llevaba los dedos a la dolorida cicatriz– me aseguraré de que nadie quiera tocaros.
Cogió las tijeras de plata del tocador y las observó, sin dejar ni un momento de sonreír con placer. Barrió a Eli-zabad con la mirada. La sacó de la cama a rastras y la obligó a arrodillarse, retorciéndole el brazo derecho detrás de la espalda. Cortó su pelo con veloces ademanes, dejándolo irregular, en mechones de una longitud mínima.
-Si esto no resulta efectivo –continuó, paseando las puntas de las tijeras por su rostro asustado-, la próxima vez serán la nariz o las orejas.
Volvió a colgar el sello de la cadena y a esconderla entre sus ropas. Luego, recogió del suelo su guantelete y volvió a ponérselo como si nada hubiera ocurrido. Abandonó la habitación sin decir nada más. Tras él, Eli-zabad se dejó inerte en el suelo y se echó a llorar hasta caer dormida.

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PJs de mi vida: Hoke n'Bab

  • Juego: La Guerra de las Galaxias, el Juego de Rol.
  • Raza: noghri.
  • Edad: 29 años estándar.
  • Concepto: ex-comando de la muerte.
  • Decripción: 1'20 metros de altura, piel gris acero, sin pelo, ojos muy grandes y oscuros, olfato y oído extremadamente sensibles, mandíbula prominente repleta de afilados dientes, garras retráctiles, ágil y silencioso cual ninja. Una imagen de pesadilla. El perfecto depredador.
Hoke n'Bab, del clan Thaknoor, comenzó su existencia como cualquier noghri: reverenciando a Darth Vader por haber salvado su primitivo planeta de un desastre ecológico provocado por una batalla estelar durante las Guerras Clon. Como agradecimiento, todos los jóvenes noghris, varones y hembras, se alistan bajo su mando como asesinos profesionales. Cuando el Imperio quiere que una misión de infiltración, sabotaje, secuestro o asesinato salga bien, siempre envía a los Comandos de la Muerte noghris. Su existencia es Alto Secreto. Nadie les ve, nadie les oye. Nunca fallan.
Hoke n'Bab era un idealista. El concepto del honor en su pueblo está a la altura de seres como los wookies o los togorianos, así que sus servicios como asesinos sólo eran una forma de pagar los arreglos ambientales que el Imperio estaba llevando a cabo en Honoghr. Pero Hoke n'Bab iba más allá. Creía firmemente en los ideales del Nuevo Orden del Emperador Palpatine. Casi se le podía considerar un fanático imperial. Sus logros hicieron que escalara en la jerarquía de tan mortal regimiento con una velocidad pasmosa. Eso fue su perdición.
Cuando consiguió capitanear el mejor de todos los grupos de comandos, el Escuadrón Susurro, se encontró con que podía manejar gran cantidad de información (para un noghri) de alto nivel. Las habilidades de su escuadrón, centradas sobre todo en infiltración y sabotaje de grupos rebeldes muy esquivos, hacián que siempre fuesen de los priemrso por los que pasaba la información. casi nunca le hacían caso: su misión no era leer, sino matar. Pero he aquí que durante una misión llegó a las manos de Hoke n'Bab un disco "rescatado" a un infiltardo rebelde procedente del Alto Mando del Ubictorado Imperial: algo que cambiaría radicalmente su concepción del universo. El Imperio no sólo no estaba arreglando la devastada superficie de Honoghr, sino que continuaba envenenándola para asegurarse el servicio continuo de las mejores máquinas de matar de la galaxia. Estupefacto, comprobó las reseñas de la entrada de datos. Al verificar la información su furia no conoció límites. Pero cuando un noghri se enfurece, su comportamiento se vuelve glacial y calculador. Sabía que nadie de su pueblo le creería, ya que el noghri medio no entendía de tecnología más allá del pulimento de la piedra para hacer armas. Él sabía, pero no se lo podía decir a nadie. Tomó una decisión que fue meditada durante casi un año.
Asesinó a todos los integrantes de su escuadrón y huyó.
Sabía más de la todavía clandestina y recién nacida Alianza Rebelde que cualquier otro ciudadano imperial, incluso que muchos de los mandos medios de la Armada o hasta del Ubictorado. Por lo tanto sabía dónde era probable encontrar a los jefes de la Rebelión. Para acercarse a ellos frustró un asesinato contra Freya Dalmain, una estratega septuagenaria que se ganó la fama durante la caída de la Antigua República, y que ahora había puesto su mente al servicio de la Alianza.
Ahí comenzó su vida como delincuente. Un idealista con una nueva bandera que defender. Después de demostrar sus habilidades, entró a formar parte de un ecléctico grupo especializado en misiones suicidas. Sus compañeros eran: Roargroath, un guerrero wookie con una increíble pericia en el manejo de las armas; Lukas Malvine, un humano de mediana edad con una gran experiencia en el pilotaje de naves estelares; y Rueko, un ladino twi'lek capaz de encontrar cualquier cosa necesaria en el sitio más inimaginable posible.
Los éxitos de su grupo pronto les hizo famosos dentro de la Rebelión. En una de las muchas misiones que desempeñaron, Hoke n'Bab encontró una piedra con una inscripción. A su grupo se le había pasado por alto, pero a él le llamó. Sólo se puede expresar de esa manera. Al tocarla, algo en su consciencia se inflamó. Sus sentidos se expandieron si cabe aún más, y percibió algo que después explicó como "un campo de consciencia global". Hoke n'Bab poseía una fuerte conexión con la Fuerza, y sus sentidos se habían despertado.
Nunca fue un buen Jedi. La ira que sentía hacia el Imperio atraía su alma mientras su honor tiraba de él hacia el otro lado. Nunca encontró a nadie que le enseñara. Fue un completo autodidacta. Leyó viejas leyendas e investigó el pasado de la Orden Jedi mientras estaba entre misiones. Cuando consiguió construir su primer sable de luz operativo, pues hubo varios fracasos -en uno de los cuales estuvo a punto de perder el brazo derecho-, su eficiencia se triplicó. Fue condecorado una y otra vez. la confianza que Freya Dalmain tenía en él no hacía más que aumentar.
Pero su alma estaba desgarrada en dos. Quería creer en el Código Jedi, pero su experiencia vital se lo impedía. Cuando la Luz y la Oscuridad tiran de ti con igual fuerza tu consciencia se desequilibra. Así que huyó de nuevo, pero esta vez buscando algo que le permitiera estar en paz consigo mismo y con el universo. Lo encontró. O casi.
Existió hace unos miles de años un joven Jedi llamado Baadu que fue perseguido por la Orden Jedi durante las Guerras Sith. Y no porque se pasara al lado oscuro, sino porque su ira rivalizaba con su amor por la humanidad. Sus creencias heréticas en que podía existir un equilibrio entre la Luz y la Oscuridad le valieron un juicio y un castigo: el exilio. Aún así, sus creencias no murieron con él, sino que fueron registradas por él mismo antes de su muerte, encontradas de nuevo y vueltas a sepultar. Hoke n'Bab encontró su tumba. Habló con el espíritu de Baadu. Aprendió a caminar por la línea divisoria entre el Bien y el Mal.
Pero hay un pago: la locura. Su consciencia estaba partida en dos. Se volvió reservado y arisco, aunque todavía digno de confianza. Y con una meta en su vida: acabar con el Imperio y traer de vuelta el Equilibrio.

Hoke n'Bab continúa su vida como PNJ. Todavía sirve a las órdenes de Freya Dalmain en la base rebelde de Kor Dranak, un cinturón de asteroides anodino en un sistema solar sin nombre propio perdido en el Borde Exterior. En ocasiones ha ayudado a grupos de PJs, sobre todo cuando se requería una potencia ofensiva superior a la normal, o los pasos de los jugadores les encaminaban hacia misiones de carácter místico. Todos con los que ha estado opinan lo mismo: es muy eficiente, pero pierde con frecuencia la paciencia y no hay quien aguante más de dos segundos su errática mirada. Hay quien le ha visto rebanar escuadrones enteros de Soldados de Asalto por mera diversión. Hay quien asegura haber presenciado cómo rescataba a un anciano obrero de una muerte segura en la explosión de una fábrica de androides asesinos. Hay quien le ha buscado para que le instruyera en los caminos de la Fuerza, pero Hoke n'Bab siempre les disuade. No quiere que nadie pase por lo que está pasando.
Hoke n'Bab está loco. Y lo sabe.

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PJs de mi vida

Ayer estuve con Lanarch y Jez tomando un café. Por supuesto estuvimos hablando de frikismo. Entonces me di cuenta de algo: llevo aproximadamente 15 años jugando al rol. Más de la mitad de mi vida (para los que no se hayan dado cuenta inmediatamente, eso quiere decir que tengo menos de 30 años...). Por ello creo que voy a hacerles un homenaje a esos seres ficticios, a los compañeros jugadores que tuve y a los diversos DJs con los que tuve la suerte (o desgracia) de jugar.

Así que Voy a comenzar una serie de entradas describiendo los PJs que he llevado a lo largo de los años que llevo jugando al rol. Alguno duró poco como PJ (no porque muriera, sino porque la partida terminó muy pronto), pero continuaron existiendo como PNJs en diversas partidas, algunas dirigidas por mí y otras no. Incluso hay uno que comenzó su vida fantástica como PNJ directamente, pero por intervención divina su rombo se volvió verde y comenzó su dura batalla por sobrevivir a las inclemencias del DJ.

Será una secuencia cronológica, desde mis inicios hasta ahora. Comprobaréis mi evolución en esto del rol, desde la adolescencia hasta mi edad actual.

Espero que os guste.

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Los Madriles

Como ya os anticipaba en la entrada anterior, Jezabel y yo nos fuimos a la capital de Ehpaña. Ella ya ha posteado un breve resumen del viaje, pero yo poseo algunas fotos, así que permitidme contar mi versión. Espero que Jez cuelgue las suyas en algún momento...
Como bien dice ella, empezamos mal. ¿a quién se le ocurriría que el 29 de diciembre es un buen día opara ir a Madrid? Evidentemente a demasiada gente. Maldijimos a todos los usuarios de RENFE, a RENFE en concreto, y decidimos ir en mi coche.

Después de pasarme por el Google Maps para ver la ruta (quienes, por cierto, recomiendan ir por la a A-50 todavía en construcción...), Jez y yo nos montamos en el coche para vivir la aventura más increíble jamás contada. Bueno, o casi.

Esto es el futuro: te recomiendan rutas antes de que sean válidas...

Entrar en Madrid, para los que no lo hayáis intentado, es peor de lo que cuentan. Medio millón de coches madrileños moviéndose de allá para acá, tropecientas salidas todas ellas igual de atractivas, un túnel de no-sé-cuántos kilómetros por debajo de la ciudad, cambios de 5 o 6 carriles en menos de 500 metros atravesando la marabunta madrileña, taxistas locos yendo sin dirección definida aparente... Todo aquél que me conoce al volante sabe que soy un conductor colérico (pienso que todos los conductores, salvo yo, son un peligro potencial para mi seguridad. Y os aseguro que no me lo callo). Quien haya conducido por Salamanca me dará la razón.

Total, que conseguimos contactar con Copépodo por teléfono móvil. Con un folio pegado al parabrisas que ponía "COPÉPODO" bien grande, serpenteamos por las calles hasta encontrarle. Tras otro par de vueltas imposibles, nos llevó a un aparcamiento en el que dejar el coche, y de allí nos dirigimos andando a la casa en la que viven Alfie y él.

Acuario impoluto a la entrada, libros y más libros dispuestos en doble fila en las estanterías, multitud de películas, una pequeña cocina... Lo mejor:

Darwin es el peluche de la izquierda...

Ah, y no olvidemos que Copépodo organiza cada año los Copepod Awards, asín que:

Mirada malévola de maestro del mal...
...mientras se toma su té en su taza favorita.

Después de que él nos informara de que las colas para la exposición starwareña eran kilométricas, pillamos las entradas por internet. Llegó Alfie y nos fuimos a comer a un oriental (en serio, es la primera vez que veo a alguien comerse voluntariamente el jengibre alcoholizado que ponen con el sushi...). Y de allí a la expo.

Sí: mucha cola. Muchísima cola. Pero como nosotros somos así de guays, una chica de la organización nos hizo saltar toda la cola y entrar sin esperar, para pasmo horrorizado y miradas de ira de TODOS los integrantes de la cola.

Yo y mis tres aprendices: Darth Jez, Darth Alfie y Darth Copepod.

Había de todo.
  • Seres inquietantes:
Los androides son los de detrás, por si os cabe alguna duda.

  • Combates entre cazas estelares:
¡Payum! ¡Payum!

  • Paisajes agrestes:
Tarky, tu familia no te olvida.

  • Concesionarios:
Y aquí vemos a Jezabel, vistiendo a la moda de Coruscant, delante de este flamante speeder último modelo.
Ahora puede ser suyo por 2000 créditos estándar.
O por sólo 1500 sin nuestra estupenda modelo...

  • Descripciones exhaustivas:
Que alguien me lo explique...

  • Regalos de todo tipo:

¡Sí! ¡Lleva un trilobite por escudo!

Por la noche frikeamos un poco, pues les estuvimos comentando a los dos las fenomenales ventajas del rol. Descubrimos los mejillones en escabeche con patatas fritas de bolsa y vimos la peli de Padre de Familia sobre Star Wars. Dormimos en una restform (bueno, Jez durmió en ella. Yo al sofá) y nos levantamos tarde. Visitamos algunas tiendas de rol (el frikiturismo es algo en lo que Lanarch nos inició y de lo que no podemos deshacernos), consiguiendo alguna cosilla interesante.

Por la tarde Copépodo nos llevó de visita. El pobre Alfie estaba malito, así que se quedó en casa tapado por una manta. Estaba de un adorable... Pues eso, que visitamos un poco el Madrid de los Austrias. Me quedé flipado con el metro de Madrid. O más bien con la gente que lo utilizaba: todos con mucha, mucha prisa, dejando sitio inmediatamente a los que subían las escaleras mecánicas andando. Era increíble la sensación de bajar al metro, salir en otra parte de Madrid, volver al metro, salir en otro sitio... Parecía que cada vez que salías del trenecito aparecieras en otra ciudad diferente. Si Copépodo nos llega a abandonar Jez y yo hubiésemos salido en las páginas de Sucesos de los periódicos. Jez comentó, con acierto, que se sentía como Paco Martínez Soria en La Ciudad no es Para Mí. Os ahorarré fotos típicas y, en cambio, os colgaré alguna cosa rara que nos encontramos paseando:

Nunca imaginé que en pleno Madrid uno pudiese encontrar un templo egipcio.

Regentado por mi primo Orofëa, druida donde los haya.

Dedicado a Seifer. Seguro que él ya tiene en su casa este arbolito.

Ya de noche, sobre las 7, salimos para Salamanca. Copépodo me dejó un libro de relatos de sci-fi, Axiomático, de Greg Egan. Lo suyo es que NO se me olvide devolvérselo (todavía no lo he terminado, y me está gustando mucho lo que llevo de él), pero por si las moscas, Copépodo me puso un post-it en la primera página:

Me dan ganas de no devolverlo, sólo para recibir su visita.
Quien todavía no conozca a esta gran persona, que pinche aquí.

Como os podíais imaginar nos volvimos a perder. Aunque no fue culpa mía... Llegamos a Salamanca sanos y salvos, habiendo pasado dos días en una ciudad de locos con dos personas excepcionales. Espero que Alfie y Copépodo nos vengan a visitar a Charrolandia dentro de poco.



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