Nota del cuervo del blogmaster: esta entrada es bastante larga y no tiene muchos dibujos o fotos. A mí me gustan mucho los dibujos y las fotos, pero el dueño de este blog es un poco vago. Aún así, espero que se lo perdonéis. Él no tiene la culpa de pertenecer a la especie humana.
(Quien desee una perspectiva más socio-filosófica y más aséptica sobre el asunto, que no dude en visitar a Hugo, que tiene una larga serie de entradas sobre esto mismo).
Gracias por los comentarios de la última entrada de la saga
"Va para ti...". Voy a extenderme un poco sobre este tema.
En un principio, diré que dentro del ecologismo hay dos grandes líneas de pensamiento. Digo
dos por generalizar, que se me entienda, que si nos ponemos a ser precisos podemos sacar cientos de modos de ver todo esto. Bueno, a saber: está la
Ecología Superficial y la
Ecología Profunda (no me gusta este uso del término "ecología", ya que ésta es una rama de una disciplina científica y no una corriente de pensamiento y/o comportamiento. A partir de ahora, usaré la palabra "ecologismo", ¿vale?). Estas definiciones me fueron dadas en una asignatura de la carrera por un famoso (y ahora difunto) sociólogo ecologista, pionero de la ética ecológica en España, llamado
Nicolás M. Sosa. Una cosa puedo decir de él: y es que tenía las ideas bien claras y sabía transmitirlas a sus alumnos (el resto sólo serían consideraciones personales). Que no os lleve a engaño las definiciones. No es que una sea mejor que la otra (en principio). Son sólo maneras de referirse a estas líneas de pensamiento.
- El Ecologismo Superficial es el que reconoce al ser humano como una parte importante del "sistema Tierra" (ya me extenderé en otro momento sobre Gaia), pero que también se da cuenta de que nosotros somos humanos y, por tanto, una de las razones para proteger el Medio Ambiente es la de proteger nuestra casa y nuestro lugar en ella. Sosa la llamaba "superficial" en contraposición a la corriente autodenominada "profunda", no porque no fuera verdaderamente ecologista (aunque los "profundos" lo utilizan como insulto).
- El Ecologismo Profundo, término creado por Arne Næss en el 73 (aunque luego fuera desarrollado más ampliamente por Bill Devall y George Sessions al publicar en 1985 el libro "Deep Ecology"), es una visión en la que el hombre es sólo una parte del "sistema Tierra". Ni más importante ni menos. Sólo una parte. Promulga una total armonía con el entorno y una actitud de igualdad biocéntrica. Gracias a él se reconoce ahora el "sistema Tierra" como una serie de subsistemas y procesos completamente relacionados e interdependientes.
En un principio, alguien que se considerara ecologista se alinearía inmediatamente con la segunda opción. Digo en un principio, porque no es una postura racional. Voy a deciros por qué yo me considero más "superficial" que "profundo" (algo así como "profundamente superficial"... Esto le encantaría a Bichejo).
Actualmente es algo reconocido dentro de las ciencias que estudian con algo de seriedad el M.A. el hecho de que éste es un sistema de sistemas. Existen multitud de "esferas" que se superponen, se relacionan y cambian con cada pequeño movimiento siguiendo el principio de homeostasis. Si me pusiera a enumerar, me saldrían unas cuantas, pero dejémoslas en las más importantes:
- Geosfera: la parte sólida sobre la que se asientan todas las demás.
- Hidrosfera: la parte líquida que es motor del clima y "dadora de vida".
- Atmósfera: la parte gaseosa que protege y mantiene la vida.
- Biosfera: la parte viva y más cambiante del sistema.
- Antroposfera: la parte humana, la esfera más reciente y de más impacto inmediato.
Hay más consideraciones, pero por ahora estas cinco bastarán.
Una posible representación del "sistema Tierra".
No estoy enteramente de acuerdo con ella, pero es lo mejor que he encontrado.
La parte interna podría considerarse la antroposfera.
Como humanos, lo lógico es que estemos situados dentro de la última esfera. Aquí es donde comienzan las diferencias. Para los "profundos", la antroposfera no es más que una sub-esfera dentro de la biosfera. Somos meros animales y, como seres vivos, no estamos en un nivel diferente (ni desde luego mayor) al de las bacterias. Esto es lo que piensan los sensocentristas, veganos y miembros de Igualdad Animal o Acción Vegana. Es más, se podría considerar desde este punto de vista que la actual supremacía humana no es más que la manifestación de una plaga. Una plaga llamada Homo sapiens que quiere situarse a sí mismo como Rey de la Creación.
Para los "superficiales", la antroposfera es la más influyente de las esferas y por tanto debe considerarse aparte. Desde la revolución industrial, el ser humano tiene la capacidad de modificar su entorno de una manera jamás vista desde la formación del planeta (algo abierto a debate, no obstante). Es más, al ser nosotros mismos la parte fundamental de esta esfera, debemos considerar nuestro puesto dentro del "sistema Tierra": no somos los Reyes de la Creación, pero sí somos lo suficientemente egoístas (una consecuencia de ser autoconscientes) como para no abandonar nuestros progresos a la vez que intentamos mantener nuestro complejo hogar planetario en unas condiciones relativamente óptimas para nosotros y, por consiguiente, para el resto de seres del planeta. Vamos, una visión bastante antropocentrista.
Yo soy un ser humano (como supongo lo seréis vosotros), y por tanto es normal que me considere racionalmente por encima de las bacterias. Esta exclusividad viene del hecho de ser autoconsciente y capaz de modificar enteramente mi entorno inmediato de una manera totalmente artificial. Como miembro de mi especie, me preocupa, y mucho, mi entorno. Comprendo que éste existe gracias a la estrecha relación con el resto de miembros, ya sean piedras, pájaros o nubes. También comprendo que mi descendencia debe tener la oportunidad de vivir en un entorno tan bueno, o más, que el que yo disfruto. Para mantener un entorno así, hay que cuidar cada uno de sus aspectos. Los equilibrios son de naturaleza cambiante, pero son equilibrios. Si el ser humano destruye su entorno actual, no hay duda de que vendrá otro equilibrio con otro entorno, pero que seguramente no sea nada benigno con los seres humanos. Al ser así, yo mismo me veo más como un guarda forestal que intenta comprender y cuidar su entorno que como un mero animal que desarrolla sus actividades biológicas en un entorno salvaje y feraz.
Las actividades humanas tienen sus consecuencias medioambientales, y estas consecuencias son mayores de las que pueden conseguir un conejo, un salmón o una lombriz en un estado "sin hombres". El ser humano puede disminuir de intensidad estas repercusiones de sus actos, cambiándolos si es necesario, para que el actual equilibrio se mantenga sin que los logros sociales y tecnológicos conseguidos vuelvan hacia atrás (parte de lo que se denomina "desarrollo sustentable", un término bastante pretencioso que define un desarrollo sostenible socialmente justo).
Por tanto, soy ecologista y antropocentrista, ya que soy un ser humano preocupado por el Medio Ambiente y por el futuro de mi propia especie, que pasa, desde luego, por la preocupación por el resto de especies.
¿Control ecológico o salvajada "deportiva"? Me alineo claramente con la segunda opción,
aunque he de reconocer que algo hay de lo primero. Aunque sea una infinitesimal pizca...
De acuerdo contigo, Siesp, pero con leves matices.
Ahora, y gracias a lo aportado por Hugo y por Lanarch
en los comentarios de la entrada anterior,
a ver qué es lo que piensan los "profundos". Accediendo al enlace ofrecido por Lanarch (
éste, si no queréis buscar), se ve una pequeña muestra de estas creencias, plenamente argumentada.
Vayamos por partes...
Los puntos que interesan en este momento son sobre el impacto ambiental de las liberaciones, sobre si los liberadores son o no ecologistas y sobre si son o no gamberros. El resto no son más que repeticiones del mismo argumento: los animales no deben ser enjaulados y ellos son unos auténticos héroes de la igualdad biocentrista.
Sobre si la liberación de visones supone un impacto ambiental, primero aseguran que es mínimo; después que es hasta beneficioso, pues el animal liberado (y alóctono) sustituye en su papel de depredador a los autóctonos que han desaparecido por mano del hombre (¿y si no han desaparecido? ¡Ah! Pues vete a saber tú); después trasladan la culpabilidad a los peleteros, que los liberadores no hacen nada salvo continuar con la existencia de este animal alóctono en un entorno natural, e incluso desvían el tema asegurando que la industria peletera contamina más que lo que ellos hacen (es que sólo faltaba que fuera al contrario, aunque aquí no se ha hablado de contaminación); y por último dicen que vale, que puede que haya un impacto negativo, pero que lo suyo es que ningún animal viva enjaulado recurriendo al ridículo en un intento de falacia del hombre de paja. Por supuesto, no se habla de la muerte casi segura del resto de mustélidos (turones, comadrejas, visones europeos...) por el contagio de plasmocitosis.
Sobre si son o no ecologistas... Ellos son auténticos ecologistas, no meros "superficiales". Van más allá de las apariencias y se ocupan del verdadero problema: el problema que tiene el ser humano por creerse una parte exclusiva y superior de la Naturaleza. Lo que pasa es que las autoridades, los periodistas, y la gente en general quieren desviar el tema. Ya, claro. Acusan (nos acusan) a los "superficiales" de no ver que el hombre no es más que un eslabón de la complicada cadena interconectada que el "sistema Tierra", de asegurar que sólo se preocupan de la Tierra como una fuente de recursos para el hombre y de no tener respeto al planeta por el mero hecho de ser. A esto hay que decir: tío, entérate algo de las bases científicas del ecologismo y luego vete a chuparle el morro a un perro muerto (no, perdón, a un lobo. Que el lobo vive en libertad). Estos tipos llegan incluso a desmarcarse de lo que es ser ecologista, aunque no les desagrade la comparación (¿disculpad? Creí que era un insulto y que no teníais nada que ver con este término). Lo que sí me gusta es el tinte de fascismo pro-animal que se gastan: ¿y qué pasa con las plantas? ¿Y con la atmósfera? ¿Esas cosas no merecen también respeto por el mero hecho de existir? Sí, claro, ya veo vuestra supuesta consideración por la interconectividad de las diferentes partes del planeta...
Sobre si son o no gamberros, aquí viene el argumento estrella de todo el documento: una señora de 60 años, ama de casa responsable, no comete actos de vandalismo ambiental por liberar visones americanos en suelo ibérico, sino que es una dama con una fuerte concienciación por el sufrimiento animal que lleva sus creencias a la práctica. ¡Padres de la lógica y de la oratoria, yo os invoco! Aquí tenéis a vuestros más dignos sucesores. Por supuesto, después se vuelve a hacer hincapié en la monumental conspiración que se cierne sobre los ecologistas "profundos": todo es un montaje para desviar el tema que de verdad importa. "Saben que las liberaciones en sí mismas promueven el debate sobre el supuesto derecho de los humanos a explotar otras especies". Lo que yo diga: me pregunto por qué esta gente no vive en el bosque, desnudos y sin ningún tipo de herramientas, sobreviviendo como el carroñero oportunista con una esperanza de vida de 20 o 25 años que es el ser humano pre-tecnológico (y con esto último me refiero al periodo anterior a la capacidad para hacer y controlar fuego, al descubrimiento de las ventajas de afilar una piedra golpeándola con otra y al asombroso hecho de que con una piel animal sobre los hombros uno pasa menos frío).
Recapitulando, la postura del ecologismo profundo me parece errónea en sí misma. El ser humano hace cientos de años que ya no es un mero animal dotado de autoconsciencia sin la capacidad de cambiar su entorno de manera global y total, hace miles de años que ya no es un mero animal dotado de autoconsciencia, y hace millones de años que ya no es un mero animal. Puedo estar de acuerdo en que la postura de la sociedad actual con respecto a la Tierra como sistema está equivocada y debe cambiarse (de hecho, es lo que opino), pero con lo que no estoy de acuerdo es con que la perspectiva antropocentrista del ecologismo superficial es un maquillaje que esconde el verdadero problema. La auténtica realidad es que el ser humano aprovecha los recursos del planeta para su propio y exclusivo beneficio. Lleva siendo así desde que la especie levantó la mirada para ver a través de la sabana africana. Estamos en un momento en que, por suerte o por desgracia, nos hemos dado cuenta de que el planeta no es infinito, de que debemos cuidar nuestro hogar tanto para la supervivencia de nuestra especie como para la supervivencia del resto de seres vivos (y sin hacer distinciones zoofascistas entre animales, plantas, hongos y demás) y de que si seguimos como hasta ahora puede que no lo consigamos.
Hugo decía que lo más adecuado es una postura algo intermedia, un híbrido de ambas tendencias. Yo eso lo veo como una falacia del punto medio. La postura "profunda" me desagrada muchísimo. Sobre todo por el estruendoso hecho de ser completamente hipócrita y estúpida. Los seres humanos somos seres con una gran inteligencia (aunque no sabiduría), organizados en una sociedad extraordinariamente compleja y flexible, y dotados de la capacidad tecnológica de cambiar completamente el mundo. El pretender eliminar este hecho, de volver hacia atrás miles y miles de años, es totalmente ridículo. Vuelvo a parafrasear a Protágoras: "el hombre es la medida de todas las cosas", por lo menos en cuanto a él respecta y en cuanto a su situación actual y venidera en el "sistema Tierra". Lo que no quiere decir que no debamos dejar de sentirnos divinos y bajar un par de peldaños para ser sólo la parte más influyente del macro-sistema.
Editado: ¿vendrán trolls veganos o sensocentristas? Lo dudo, pero la verdad es que podría ser hasta divertido.
Editado: Lanarch es todo un ejemplo de periodismo de investigación. Que pena que no sea periodista. Ni madre. Esto es lo que ha encontrado:
¿Y por qué no?
.