Estaba yo paseando por mi librería favorita pensando en qué película o serie comprar y verme (no me digáis que como
eufemismo no queda bien la frase, ¿eh?
P**a SGAE) cuando mi vista cayó sobre dos series de animación geniales:
Gárgolas y
Slayers.
Dos series de cuando todavía aparecía en la televisión entretenimiento fantástico sin que intentaran tratar a los chavales de gilipollas, series con argumentos un tanto infantiles, sí, pero que podrían ser disfrutadas por adultos.
Y en esto estaba yo pensando, discurriéndome un post sobre este tipo de cosas, del tiempo inmediatamente anterior a los monstruitos que ultratranspokedigievolucionan o de los faraones que juegan al tute... cuando entro en el youtube para buscar las intros de esas series (y que he enlazado más arriba) y me encuentro con:
Entonces toda una etapa infantil olvidada en mi memoria se abrió paso. Recordé de repente cuando jugaba en el
286 de mi padre, teniendo ¿qué? ¿8 años? ¿9? y me estaba toda una tarde entretenido, escalando puestos en la Interpol,
buscando a la ladrona más infame y soberbia de todos los tiempos (y geografías, y universos, y...) por todo el mundo sin conseguir atraparla a ella nunca, sólo pillando a sus viles secuaces. No me extraña que la usara inconscientemente como modelo para una de mis PJs más increíbles que jamás haya diseñado y jugado (Carmen Acevedo de Soldano, espadachina de temperamento literalmente inflamable, heroína castellana de
7º Mar).
Nada escapaba a sus ansias depredadoras: la máscara de Tutankhamon o la antorcha de la Estatua de la Libertad, el rubí más grande del mundo o el pico de la Torre Eiffel, la biblia original de Gutemberg o la primera bombilla creada por Edison. Nada.
Y la hijadeputa encima iba tan sobrada que te dejaba pistas para que la encontraras. ¡Y jamás lo conseguías! Una villana tan increíble que no podías dejar de adorarla. Una carrera de uno contra uno por todo el mundo... y sabías que llevabas las de perder.
¿Para qué?
Para que aprendieras geografía. Aprender: ésa era la finalidad del juego
"¿Dónde en el mundo está Carmen Sandiego?". Igual que lo era en sus continuaciones
"¿Dónde en el tiempo está Carmen Sandiego?" o
"¿Dónde en el universo está Carmen Sandiego?".
Igual que lo era en aquella serie de dibujos animados titulada (en España)
"En busca de Carmen Sandiego". Aprende geografía mientras tomas tu colacao a las 18:30 de la tarde, tras salir del cole. Una serie de videojuegos, una serie de libros, una serie de dibujos animados
que ganó multitud de premios. Algo divertido de verdad y educativo.
¿Dónde está ahora Carmen Sandiego? ¿Qué fue de ella?
Supongo que está en el mismo sitio donde quedaron el gran Beakman o las postales del tío Matt. En la memoria.
Gracias, cadenas televisivas españolas (privadas o públicas) por regalar nuestro intelecto con subnormales encerrados en una casa, choniselas intentando desafinar, estafadores anticientíficos o "entrevistas" a cerebros del deporte. O, por favor, seguid reponiendo
Los Simpson (creo que incluso la cinta original empieza a perder color) o
Cosas de Casa (queremos que Steve Urkel nos vuelva a dar ganas de potar por volver a ver TODAS sus temporadas en tres meses).
Total, todos sabemos que el telespectador es idiota.
Y lo mejor es seguir manteniéndole en la idiocia.
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