Dejadme en paz, putos TdJ

Al llegar casa sobre las 14:00 pm (hora zulú +1) pensaba que la mañana había sido totalmente normal. Lo de siempre, vamos. Nada raro o extraño.
Pero hete aquí que lo que yo pensé que era un incidente sin importancia relacionado con no haber sido lo suficientemente veloz como para ponerme los pantalones, iba a ser algo digno de mención.

Pongo en antecedentes: en el barrio en el que vivo tenemos un cartero al que los chavales del instituto llamábamos "La Hormiga Atómica". ¿Por qué? Pues porque es bajito, pequeño, menudo, de extremidades flacas y cuerpo algo contrahecho. Y una cabeza enorme. Que se hace todavía más enorme con el casco amarillo de los trabajadores de Correos... Y va en moto. Amarilla.

Bueno, el tema es que el hombrecillo éste no suele dejar las cartas en el buzón. No al primer intento. El primer intento es llamar a la puerta a ver si hay alguien para darle las cartas en la mano y aprovechar para interesarse por la salud de la familia, la cantidad de facturas de diversas entidades bancarias y cosas de ésas. Vamos, lo que todo el mundo llama "cotillear".
Y se le da muy bien. Lo sabe casi todo de todos. Creo que cuando se jubile (no le quedará mucho) le voy a echar de menos...

Esta mañana, a eso de las 9:30 am (hora de la Costa Este +6), llaman al timbre. "El cartero", pienso. Yendo yo en calzoncillos, lo suyo era que me pusiera pantalones para abrir la puerta, ¿no? Tardé un poco más de lo esperado porque, cuando bajé las escaleras y abrí la puerta, ya no había nadie. Bueno, qué se le va a hacer.

Sobre las 12:00 am (hora de las antípodas +12) salí de casa con la sonrisa puesta (que hoy me he levantado contento de verdad)... y me he ido a echar currículums (nada de curricula, que aquí somos personas decentes). Nada de interés por esa parte: "Sí, gracias, lo tendremos en cuenta. Y si sale algo ya le llamaremos...". Si me dieran 10€ cada vez que me lo dicen, no necesitaría buscar trabajo.

A las 14:00 pm (hora de comer en casa, aunque no en la mía), vuelvo a mi hogar-dulce-hogar. Como siempre, abro el buzón para sacar el correo... Y mira tú que a quien no tuve tiempo de abrir no era el cartero, no...:


 

Sobre cerrado, que es en cuanto he visto tanto el destinatario como el remitente... he pensado: "BLOG". Así que sin trampa ni cartón.
Abro y me encuentro con:




Valeeeeeeeee. Bien. Estaba claro que era algún fanático religioso. De fijo, vamos. Sólo con el sobre ya se olía. Pero me sorprendió, la verdad, no encontrar una carta de amenaza de "El Forro de la Familia"...
Pero es que había más, y eso terminó de disipar mis dudas:


 

Genial. Ya no hay dudas. Pero, por si acaso:


 
Que digo yo: que se vayan a la puta mierda, hombre. Que me dejen en paz. Que se vayan a llorarle a su dios inventado a su casa, que se escondan bajo sus imaginarias faldas todo lo que quieran. Pero que me olviden. Que no, que mi alma no está en venta (más que nada porque no tengo... que si no, la habría vendido, sí, pero por una buena cantidad de dinero).

Esta historia me ha recordado aquello que le pasó a Copépodo.
Que digo yo... ¿por qué no me deja notas gente del tipo de Siesp? Prefiero que me envíen cartas diciéndome que las creencias son equivocadas, dándome pruebas de ello, que me llenen el buzón de cosas que tienen menos interés que las ofertas del Carrefour.
Y digo más... ¿para cuándo los "Ateos-Puerta-a-Puerta"? "Le desmontamos su religión en menos que canta un gallo. Gratis, sólo la satisfacción de ver cómo el mundo deja de ser un poco menos irreal".

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El fin de Crepúsculo



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Va para ti, religionario

-Tú, Sacerdote en tu mufti -apeló el Predicador-, tú eres el capellán de los autosatisfechos. ¡No he venido aquí a desafiar a Muad'Dib, sino a desafiarte a ti! ¿Es tu religión real cuando no te cuesta nada y no comporta ningún riesgo? ¿Es real tu religión cuando tú engordas con ella? ¿Es real tu religión cuando tú cometes atrocidades en su nombre? ¿Qué es lo que te ha hecho degenerar hacia abajo de la revelación original? ¡Respóndeme, Sacerdote!
-Hijos de Dune
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Parezco BH

Pues sí, ése fue mi pensamiento ayer por la mañana después de entablar una curiosa conversación telefónica. Nuestro querido Blanco Humano siempre nos deleita con conversaciones totalmente disparatadas entre él y muy diversa gente.
El tema es que estaba yo tranquilamente en mi casita, vagueando trabajando duramente, cuando en esto que suena el teléfono fijo. Como estoy solo en casa (y no soy Macaulay Culkin), pues voy y lo cojo:

[YO]- ¿Sí? ¿Diga?
[AMABLE SEÑORITA]- ¿Es usted el señor Radagast, llamado el Pardo?
[YO]- Sí, sí, el mismo que viste y calza.
[AS]- Le llamamos del Hospital Clínico Universitario, en relación a su prueba TAC.
[YO]- ¿Mi prueba TAC? ¿Qué prueba TAC?
[AS]- La que tiene usted mañana a las 9:00 de la mañana, señor.
[YO]- Pero... el único TAC que me tenían que hacer ya me lo hicieron... en noviembre del año pasado.
[AS]- No me consta.
[YO]- Le aseguro, señorita, que estuve allí y me filetearon virtualmente la rodilla izquierda. Vi las imágenes.
[AS]- Aquí dice que tiene usted cita para una prueba diagnóstica tipo TAC, una arteriografía de contraste de la zona pélvica.
[YO]- Ehhh... ¿Perdón?
[AS]- ¿Es usted Radagast?
[YO]- Se lo juro, y también le juro que mi zona pélvica no tiene nada que ver con el osteoma osteoide de mi rodilla. Es más, le aseguro que mi traumatólogo, el Dr. Gruñón-pero-Profesional, ya ha visto todas las pruebas. Y añado que...
[AS]- Según dice aquí, tiene cita mañana para una arteriografía.
[YO]- Señorita, no tengo cita para nada. Ayer mismo estuve en el Clínico para una cita con el anestesista, y ya estoy en lista de espera para que me operen.
[AS]- ...
[YO]- ...
[AS]- ¿Está usted seguro?
[YO]- Sí, se lo aseguro. De verdad que no la engaño. Debe ser un fallo del sistema de citación del SACyL... otro más.
[AS]- Bueno... es cierto que nuestro sistema a veces comete fallos...
[YO]- Le aseguro que los comete. Me han perdido el expediente cada vez que visito a un nuevo especialista. Ni mi médico de cabecera tiene acceso a él ya.
[AS]- Ehh, bien. Disculpe, señor Radagast. Buenos días.
[YO]- Buenos días.

Lo mejor de todo es que es cierto que el sistema de citación es una mierda. No sé quién diseñó el programa informático, pero se lució. Mi madre, médica ella, siempre me cuenta casos de pacientes a los que llaman para pruebas de otra gente, que no les llaman, que les pierden expedientes, que les llaman para operarles dos semanas después de la intervención...

El sistema sanitario español cada vez da más pena. El día que la administración lo trate como es debido, que es inyectando dinero para mejorar los servicios, volverá a estar a la cabeza del mundo. Por ahora... mejor reír que llorar.

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Lectura bajo el Árbol: Los Cantos de Hyperion

El titán Hiperión, en una visión artística del Age of Mythology.

No, no me refiero a este tío, sino a una de las mejores obras de Sci-Fi de finales del siglo pasado: Los Cantos de Hyperion.

Inicialmente pensada como una obra de dos volúmenes (Hyperion y La Caída de Hyperion), más tarde fue completada por Endymion y El Ascenso de Endymion. He de reconocer que estos dos últimos no los he leído, pero con los dos primeros, a mi entender, basta.

 
Las portadas de la versión inglesa.
La figura metálica llena de pinchos es el Alcaudón.

Han pasado varios siglos desde que la Tierra fue destruida por un "error" durante la ejecución de un experimento científico ("el Equipo de Kiev"). Desde entonces, la humanidad se ha extendido por la galaxia, formando la Hegemonía del Hombre, una especie de democracia galáctica en donde todo el mundo está conectado a todo el mundo, en donde nada (ningún planeta, ninguna casa, ningún paisaje) está a más de diez pasos de distancia. Gracias a la ayuda del Tecnonúcleo, la agrupación de Inteligencias Artificiales creadas por el hombre y separadas de éste después de la Secesión IA (los hijos mecánicos de la humanidad ya no son esclavos de sus creadores), la Hegemonía gobierna y domina a través de la Red de Mundos (una serie de portales, llamados "teleyectores", que teletransportan cualquier tipo de materia y energía). Más allá están los Enjambres Éxter, humanos que, en tiempos de la Hégira  (la huida de la Tierra), decidieron vivir entre las estrellas, como  nómadas ajenos al gobierno de la Hegemonía y de los que no se sabe nada desde entonces, salvo que siguen viajando por ahí. Los viajes hiperlumínicos no existen. Si no se utiliza un portal teleyector, para viajar a otro mundo hay que sufrir los inconvenientes de un viaje bajo las leyes de Einstein.

Éste es el trasfondo de la historia. En Hyperion, se va desvelando poco a poco entre las historias que cuentan los siete personajes protagonistas: un cura de la minoritaria secta católica, un profesor de colegio con un bebé a cuestas, un soldado que fue héroe y cayó en desgracia, un poeta ligeramente sonado, un político en una peligrosa misión, una detective que tiene que completar un encargo para un muerto y un capitán de la nave más increíble jamás concebida (una Nave Arbórea llamada Yggdrasill). Con una mezcla de estilos muy heterogénea, estos siete personajes van contando ante los demás su historia y, al final, intentan averiguar por qué están todos juntos en una peregrinación al mundo de Hyperion, a ver al Alcaudón, llamado el Señor del Dolor, una "bestia" a la que nadie ha visto directamente y de la que se dice concede un deseo a un peregrino mientras mata al resto de la comitiva.

En La Caída de Hyperion, lo que parecía que no era más que un trasfondo político y social sin importancia, se muestra como el verdadero motor de la acción y del destino de los personajes protagonistas: una guerra entre la Hegemonía, ayudada por las IAs del Tecnonúcleo, y los Éxter por el control del planeta Hyperion. Poco a poco toda la trama de intrigas y engaños que se había tejido se muestra en su casi totalidad. El destino de los protagonistas se va cumpliendo mientras el Alcaudón va y viene como un azote vengador. Finalmente, se descubre que todo estaba dispuesto para que ocurriera así. Pero, ¿quién lo dispuso? Leed los dos libros y lo sabréis.

El auténtico Hiperión, una de las lunas de Saturno.

Dan Simmons me gusta mucho. Me gusta su estilo, me absorbe por completo. Cuando leí Hyperion hace tres o cuatro años (lo descubrí entre el montón de libros que tiene mi padre en el ático), no pude dejarlo. Al terminarlo tenía ganas de más, quería saber cómo coño terminaba. Porque hay que decir que el suspense del libro acaba siendo demoledor. Necesitaba leer La Caída de Hyperion. Mi padre me dijo  "lo tenemos por arriba". Genial: encuentra tú algo entre el batiburrillo literario que tenemos en casa. Un año después lo rescaté, por fin, y me lo leí en muy pocos días. Sinceramente sublime. No puedo decir más.

He leído críticas a estas obras en internet. La mayoría son de críticos profesionales a los que les encanta explotar defectos y convertir cualquier cosa, por muy grande que sea, en una mierda. El principal argumento de estas críticas es: "Hyperion es muy entretenido, pero no se entiende para qué nos cuentan el trasfondo". Llega La Caída de Hyperion y se dice: "ajá, muy bien, ¿y a santo de qué entonces viene lo de contar las historias por separado?". Hyperion y La Caída de Hyperion son una unidad llamada Los Cantos de Hyperion. Para entender uno tienes que leer el otro. Tienes que ir más allá y leer lo que no está escrito sino sugerido entre líneas, enlazar lo narrado en diferentes lugares de los libros. Supongo que eso es todo un esfuerzo para determinado tipo de mentes....
Para mí, simplemente genial. Eso sí: tengo que leerme Endymion y El Ascenso de Endymion (o sea: Los Viajes de Endymion). ¿Qué pasará? A saber... pero seguro que también mola.

De Dan Simmons también me he leído la bilogía (cuatro volúmenes en la edición española) Ilión y Olympo, una versión de La Ilíada en clave Sci-Fi. También me encantaron, tanto por su extrañeza como por su novedad. Porque hay que decir que son muy sorprendentes, la verdad.

Dan Simmons mola. Y se lo recomiendo a cualquiera al que le guste este género tan de capa caída en nuestro país.

Editado: ah, por cierto y enlazando con la entrada anterior... en el mundo de Hyperion hay unos árboles muy chulos y monos que dedican su existencia a acumular energía eléctrica y después a soltarla en descargas cataclísmicas. Se denominan árboles Tesla...

Editado: un último enlace. Esto es un alcaudón. El nombre de la "bestia" está MUY bien puesto, sí señor.

Editado: comenta Lanarch que Los Viajes de Endymion no valen para nada. Son un intento de seguir sacando leche de la misma burra... y el resultado da pena. Leed los comenarios de esta entrada para saber más.
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No me he olvidado de ti, "chalao"

En la anterior entrada dije que había pedido un lanzallamas a SS.MM.RR.MM. de Oriente.
No me lo han traído.
Pero ahora tengo algo casi mejor:


¡Las miniaturas de cinco de los Grandes Científicos de la Historia!
¡Oh, sí! ¡Toma fuego, ignorante!

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Va para ti, pandemia

No hay mejor manera de empezar el año en este blog que hablando de pandemias, en un día tal que hoy. Y no es que me vaya a referir a la consabida, no, no. Y eso que podíamos hablar largo y tendido sobre ello, sobre todo después de conocer la noticia de que varios países europeos han palmao no-sé-cuántos milloncejos (de euros, ¿eh? No de pesetas) gracias al histerismo causado por la desinformación ofrecida por la mayoría (¡qué carajo, la totalidad!) de los medios de comunicación. Cuyos "profesionales", por supuesto, no tienen ni puñetera idea de lo que hablan la mitad de las veces. Y cuando se trata de algo relacionado, aunque sea mínimamente, con la Ciencia... pues menos todavía. Ya se sabe: un periodista no necesita saber, sino parecer que sabe.
España se ha salvado de un nuevo agujero en su monedero por pura chiripa, oiga. Que todo hay que decirlo: si me estoy riendo ahora mismo de los gobiernos que han de buscárselas para poder deshacerse de todo un lote de vacunas (las cuáles, desde el principio, ya se sabía que sólo eran efectivas durante poco tiempo después del contagio...), revendiéndolas a terceros, pues más me iba a reír, aunque me tocara el bolsillo, si Zapatitos hubiera tenido que hacer los mismo.

Pero de lo que España no se ha salvado es de la Noche de Reyes. Y no me refiero a que te toquen los 4 reyes de la baraja en una timba ilegal, sentado frente a un par de mafiosos y un político corrupto en la trastienda del puticlub que hay pasando Tordesillas (es un decir). No, me refiero al hecho de que mañana, en casi todos los hogares españoles, los niños gritarán de alegría al ver que tres personajes de ficción se han comido las galletas que les dejaron por la noche y, a cambio, les han llenado el salón de regalos.

Y, para que esto fuera posible, los aprendices de Tamariz se han pasado los días anteriores de tienda en tienda, de juguetería en juguetería, para intentar, aunque fuera, cumplir con la cartita de pedidos. En realidad, cuando digo "los días anteriores" quiero decir "el día anterior". Porque si algo caracteriza a este país es el dejar las cosas para el último momento.

¿Os podéis creer que he tardado más de dos horas en completar un trayecto en autobús que normalmente (hora punta incluida) tarda algo menos de 45 minutos? Y no porque la mitad de la ciudad estuviera cortada por "La Cabalgata", sino porque a todos los padres, tíos, abuelos, tutores, vecinos les ha dado por hacer sus compras justo la noche anterior.

Pasarse dos horas en un autobús lleno hasta reventar (a mitad de camino nos hemos juntado tres autobuses de la misma línea), de pie, entre gente emperifollada y cargada de unos bultos que me hacían dudar de si habían ido a comprar juguetes para un niño o a comprar un niño con el que jugar (hasta ese extremo llega el exceso de embalajes), gritando al autobusero porque va despacio y se le cuelan todos los vehículos de la ciudad, quejándose de los precios abusivos de los juguetes, quejándose de que los demás pasajeros les tiran las bolsas, quejándose de que no hay sitio en el autobús...
Un par de niños explicándoles a los padres, a grito pelao porque los del coche de al lado todavía no se han enterado, las diferencias entre tal o cual Gormiti, insultándose porque el otro no tiene razón. Golpe, berrinche subido de decibelios... los padres pasan del tema... (verídico. En mis tiempos todos estábamos de acuerdo: el Caballero de Pegaso daba grima y el de Fénix molaba).

¿Sabéis qué he pedido yo? Un lanzallamas.



Editado: el enlace del Gormiti está dedicado a Siesp, Lanarch y Mahs (dondequiera que éste se halle, le recordamos).

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