Especialistas

Creo que ya he manifestado muchas veces mi opinión sobre la especialización en este país: es necesaria pero está sobrevalorada. Mi posición como generalista, desde luego, tiene algo que ver con esta opinión. Pero ya desde hace diez años llevo manteniendo la misma creencia: es necesario que existan personas que se especialicen en un campo determinado, pero es igualmente imprescindible que esos mismos profesionales no se salgan del marco del Conocimiento Humano. Y este marco es, claro, algo que engloba todo. Ni se puede explicar todo mediante la Física ("¿por qué los mamíferos volvieron al mar como sirénidos, pinnípedos y cetáceos?"), ni mediante la Biología (¿por qué en 1914 el Imperio Abisinio seguía manteniendo su soberanía en su país mientras a su alrededor todo el territorio se lo habían repartido Gran Bretaña e Italia?), ni mediante la Sociología (¿por qué la atmósfera funciona exactamente con tres células convectivas, tomadas a partir del Ecuador y hacia latitudes altas?), ni mediante ninguna otra.
El mundo actual requiere especialización, de acuerdo, pues nadie puede abarcar todos los ámbitos. Y yo mismo, por supuesto, soy producto de eso: estoy especializado en una ciencia generalista. Una contradicción de lo más irónico.

Hoy he ido al traumatólogo. Los que me conocen saben que llevo algo casi un año con la rodilla izquierda jodida. Me duele, de una forma bastante aleatoria, en determinados momentos. Por ejemplo, por la noche: cuando me tumbo en la cama para dormir, al final me acaba despertando el dolor. Como consecuencia, no consigo dormir más de 6 horas. Y eso si me tomo un antiinflamatorio, claro. Si no, no duermo nada.
He ido al traumatólogo, decía. Un tipo que, además, está especializado en rodilla. Un especialista dentro de una especialidad. Perfecto. El tío es bueno, al menos eso dicen, y la verdad es que tengo que darles la razón. Los otros traumátologos que me habían visto hasta ahora me habían mandado a casa con una exploración superficial y una receta de un medicamento que, se sabe, no da ningún resultado. Tampoco hace daño, así que algo es algo: es un regenerador del cartílago que, seamos serios, hace el mismo efecto que comerte la ternilla de los huesos de pollo. Porque de eso está compuesto, de sustancias precursoras del cartílago que ya se encuentran en el propio cartílago. Bueno, por lo menos éste me ha explorado bastante a fondo, me ha mandado pruebas (resonancia y gammagrafía) y me ha dicho que mis síntomas no coinciden para nada con los diagnósticos de los que me habían visto hasta ahora. Desde luego, tiene razón.

El tema es que me acompañaba mi madre, médica de Atención Primaria (una especializada en algo general). Como tal, ocupa el primer eslabón de una cadena de médicos que forma el Sistema Sanitario Español. Un eslabón de una cadena, digo. Pues bien, nada más decirle mi madre que ella es médica, el tipo se ha estado quejando de modo muy desagradable sobre que los médicos de Atención Primaria mandan a los pacientes a los especialistas sin ninguna exploración previa ni nada. Sin duda esto es verdad en algunos casos. Igual que hay especialistas que te mandan a casa con la receta de un medicamento del que no se ha probado su eficacia, sólo que no es dañino (algunos hasta te lo dicen: "total, daño no te va a hacer, y si mejora... pues ya sabes"). El campo de la medicina está lleno de profesionales que se ocupan de su deber (pocos, pero los hay) y de profesionales que a los que deberían retirarles el título y la posibilidad de ejercer (la mayoría... Volvemos a la Ley del 80%). Y aquí y en todas las profesiones. Hay gente que hace su trabajo y gente que sólo cobra su sueldo.

Decía que el Sistema Sanitario Español es una cadena. Primero vas a tu médico de cabecera, éste te explora, decide si hay que hacer pruebas (las que pueda firmar, que son pocas) y te manda a un especialista para que medite tu caso. Éste hace lo mismo, sólo que ya tiene capacidad de decisión en cuanto a pruebas, intervenciones y demás. Si lo cree oportuno, te puede mandar a otro y tal. Así, ad nauseum. O hasta que den con lo tuyo, claro, que suele ser lo que pasa.

Pero lo que es en teoría una cadena se convierte en un sistema no ya jerarquizado, sino estratificado: los que en teoría deberían ser iguales (los médicos, todos, tienen al menos UNA especialidad), están considerados de forma diferente. No ya por el público que acude al servicio sanitario (al que te operó del corazón, viéndote en su consulta privada, le regalas un jamón ibérico. Al médico de cabecera le exiges airadamente que te mire y, como mucho, le regalas si eso un par de calabacines de tu huerta, si es que le has dado las gracias. Verídico), sino dentro del propio Sistema. Los especialistas, que dependiendo de su especialidad tienen una media de 3 a 40 pacientes por día, tienen enfermera sólo para ellos, una secretaria, acceso al sistema informático, posibilidad de llamar en cualquier momento a cualquier compañero/a para otra opinión (incluso al médico de Primaria que les envió el paciente), etcétera. Y también la arrogancia que les da el saber que tanto el público como el sistema apoyan esta estratificación. Un médico de Atención Primaria, que dependiendo de la zona puede tener más de 100 pacientes al día (mi madre, por ejemplo), comparte enfermera y secretaria con otros compañeros, puede o no tener acceso a la historia informatizada (mi madre no tiene ordenador en la consulta), puede llamar a quien le dé la gana y lo más probable es que no le contesten (o, si lo hacen, sea de modo grosero), etcétera. Y eso que, en teoría, sigue siendo un médico.

Un ejemplo más de la absurda cultura de la especialización a la que hemos llegado.

Y hay más. No tenéis más que enteraros de las increíbles medidas que la cúpula directiva del Sistema Sanitario ha ordenado por lo de la gripe "pandémica" ésta que nos asola. Enteraros y reíros. Ya no caen ni lágrimas.

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He vencido a la muerte

Al menos, a la muerte por agotamiento.

Ayer fui a Pallantia a entregar la tesis del máster.

Milagrosamente, porque la administración universitaria es lo peor de lo peor, esta mañana el director del máster me ha escrito diciéndome que ya tiene mi tesis en su poder.

Ya puedo dormir tranquilo.

Por lo menos, algo tranquilo. Hasta el día 1 de octubre que digan si obtengo o no el título.

Hala, me voy a dormir.

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Yo y mi Ballantines...

...y mi ordenador y sus historias.

Hoy ha vuelto a pasar. Mi ordenador me odia, y para demostrarlo siempre espera al mejor momento. Quizá recordaréis esto y esto.

Bueno, pues a poco más de 15 días para entregar la tesis-máster de las narices, para que por fin me den el jodido título, mi estupenda calculadora gigante me la ha vuelto a jugar.

1,34 Gb corruptos y/o perdidos.

Entre ellos una considerable cantidad de archivos intermedios de geoprocesamiento, las ortofotos modificadas del PNOA y unas 40 páginas de las casi 100 que componen el trabajito. Además de todo el entramado de la geodatabase que monté.

Menos mal que fui previsor y partí el documento original en 7 partes, escondiendo cada una en un rincón del Reino y protegidas por los Sellos de Salomón y un par de legiones Sardaukar. Si no, seguro que todo el trabajo estaría ahora en las entrópicas manos de Windows.

Y mierda de mierda por haberme confiado (por haber confiado en mi ordenador) y no haber actualizado las copias más a menudo.

¡Te odio, Windows!

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Conquistando Tierra Serena

Los habituales de mi blog os habéis aburrido hasta morir entretenido con la historia que he ido desgranando desde la creación del blog hace nueve meses. La historia de Tierra Serena no está completa, pero no obstante la comparto con vosotros mientras continúo trabajando en ella.

Tierra Serena es un mundo que Jez y yo creamos como un simple entretenimiento, con el único objetivo de escribir juntos durante el año que no estuve junto a ella todo lo que queríamos. Empezó de forma simple, digo, y poco a poco se fue ramificando de forma compleja, creciendo orgánicamente. Eso, por lo menos a mí, me causó un sentimiento de sorpresa y felicidad. Si alguna vez habéis visto cómo algo salido de vuestra mente empezaba a desarrollarse sin vuestra ayuda, entenderéis a qué me refiero. Si no, sólo puedo aconsejaros que hagáis algo al respecto. La verdad es que es casi indescriptible.

Bueno, el tema es que hace un tiempo Jezabel, Barbijaputa y Min se juntaron para crear un blog en el que iban desarrollando una compleja historia. Ese blog es "Conquistando el Putomundo". Al principio fueron ellas solas, pero luego se plantearon incluir colaboradores externos, gente que, bajo sus directrices, ayudaran con la historia.
Yo soy uno de ellos.
Es más, soy Opinador Oficial, el que desde fuera les comenta los fallos o aciertos de las tramas, el que aconseja o desaconseja determinadas formas de narrar la historia. Eso es en teoría. En la práctica me limito a disfrutar sus entradas como si fueran "de preestreno".

Como Colaborador Externo metí a una creación propia dentro de su historia: el Duque Sergei de Raven. Les comenté la idea que tenía y ellas aceptaron, con el resultado de que ahora Conquistando el Putomundo es una historia fantástica que ocurre siglos después de Tierra Serena. Les di un pasado histórico, una simple pincelada de ambientación, algo detrás de lo que ellas escribían por si necesitaban tomarlo. No es que lo necesiten, pues sus fecundas mentes se bastan solas, pero me gusta pensar que para algo les ha servido mi aportación.
Bueno, también soy el responsable de la formación (que no "creación", que de eso ya se encargó Jez) del Conde Edaris de Shult, una contrapartida a Sergei. La otra cara de la moneda, vamos. El Blanco que hay junto al Negro...
Aunque trabajo bajo sus directrices (y esto quiere decir que si ellas quieren algo, tengo que dárselo; o que si no les gusta, tengo que quitarlo) tengo bastante libertad. Confían en mí, las muy cándidas. ¡Bwahahaha! ¡Pronto llegará mi hora...! Digooo, que me pierdo, leñe.

Con todo esto quiero decir que, si os gusta Tierra Serena, no dejéis de pasar por Conquistando el Putomundo. El estilo de las tres blogueras (ahora dos, pues Min abandonó el proyecto) es diferente, pero estoy seguro que lo disfrutaréis. Y espero que también el mío, jejeje.

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Tierra Serena XVIII

Para celebrar el próximo nacimiento del heredero del Ducado se preparó una suntuosa cena y baile. Todo aquel que tratase de escalar socialmente no podía permitirse faltar, ni pensarlo tan siquiera. Todos deberían ofrecer a sus Duques un presente valioso para demostrar su fidelidad y alegría por la perpetuación de la línea dinástica; todos aparecerían en sus mejores galas, todos aprovecharían para apuñalar a quien pudieran. Así eran las cosas en este mundo oscuro: hasta el feliz acontecimiento de la llegada de una nueva vida se veía empañado por la codicia, la miseria y la traición.
Damas y caballeros parloteaban despreocupadamente en la sala, en grupos más o menos reducidos. Lord Sergei comentaba naderías con cuatro o cinco caballeros de alto rango militar, esperando que su esposa apareciese. Al recorrer una vez más la sala con la mirada, pudo distinguir, medio oculta por las sombras, a Eli-zabad. Estaba sentada, ajena a todos y curiosamente ignorada por ellos –ningún varón se atrevería a entablar conversación con la esposa de Sir Ilan sin estar éste presente; ninguna dama soportaba su intolerable candidez y su aburrida moralidad–. Profundas ojeras bordeaban sus ojos oscuros, y parecía aún más pálida y espectral que de costumbre. Sujetaba una copa de vino, y a su derecha, en el suelo, estaba el envuelto que debía ser su obsequio para los duques. Sigilosamente se acercó a ella, y pudo comprobar que estaba afectada por un extraño y leve tembleque, al observar cómo la copa se movía imperceptiblemente en su mano. El corte en su mejilla, las marcas del cuello y los restos de la última paliza propinada por sir Ilan aún eran visibles para quien supiese buscarlos. Ocultaba el cabello cortado y la marca del cuello con un tocado aparatoso y un pañuelo de seda negra. Los pómulos se le marcaban en exceso, y sus ojos parecían hundidos en las cuencas. Estaba demacrada.
Tenía la mirada perdida en el suelo. Una túnica se detuvo ante ella, y Eli-zabad supo, antes de levantar los ojos, a quién pertenecía. Su abultado vientre era de un volumen inhabitual para el estado en que se encontraba, como si fuera a dar a luz más de una criatura, y esto acentuaba más su macilenta delgadez. Haciendo lo que pareció un esfuerzo sobrehumano, dirigió la mirada al rostro de su interlocutor.
-Buenas noches –dijo el Duque.
-Mi señor –respondió ella. Su voz sonó débil y quebradiza. Hizo ademán de levantarse para efectuar una reverencia, pero las piernas no le obedecieron-. Disculpad mis modales, señor. Me encuentro agotada.
La siniestra presencia del hechicero había hecho que, inconscientemente, todas las conversaciones se apartaran de él, todas las miradas le evitasen. Nadie se fijó en su duque inclinándose sobre la esposa de sir Ilan, nadie recordaría, más tarde, haberle visto hablando con ella.
-Lo comprendo –contestó él. En el último instante consiguió reprimir los deseos de tocarla-. ¿Habéis...? –la curiosidad pudo con él, una curiosidad doliente y mórbida- ¿Habéis notificado ya a vuestro esposo... vuestro estado?
Ella sonrió con infinito desprecio.
-Sí, mi Duque.
-¿Y qué ha...? -No ha contestado, mi señor. Mi esposo tiene cosas más importantes que hacer. -No creo que... -empezó el Duque, sin saber cómo iba a terminar la frase, pero conocedor de que Eli-zabad tenía razón. Con una amargura sorprendente por lo inhabitual en ella, Eli-zabad le felicitó por el próximo nacimiento de su heredero:
-Mi señor -su voz era un gemido quebrado y ligeramente disfónico-, aceptad mi más sincera enhorabuena. Vuestra esposa ha de ser muy feliz dándoos el heredero que tanto ansiáis, más aún sabiendo que el fruto de su amor por vos no va a costarle la vida y la deshonra. Por favor, os ruego aceptéis este presente como muestra de lealtad hacia el Ducado. Si me dais vuestro permiso, me retiraré; hay algo en el ambiente que me revuelve el estómago. Tal vez sea el cinismo y la crueldad que exudáis a cada paso.
Sin esperar una respuesta, dejó en manos del Duque el paquete, se levantó y se esfumó ante la mirada atónita y furiosa, desconcertada, del hechicero. Al desenvolver la tela que lo protegía, el duque halló una caja de música deliciosamente tallada, con el escudo de Sir Ilan labrado con delicada belleza. El sonido, sin embargo, era melancólico y agobiante. El Duque, totalmente ensimismado con la caja, no se dio cuenta de que las conversaciones habían cesado. Solo el chirriar de las dobles puertas del Gran Salón de Ceremonias –curioso nombre para tan tétrico lugar-, le devolvió a la realidad. Lady Ariadna apareció tras los velos que ocultaban el umbral de la entrada. Su aparición, tan teatral como le fue posible, asombró y maravillo a los presentes. Envuelta en sedas rojas y negras, marcando sin ocultar en exceso lo avanzado de su embarazo, lucía su hermoso cuerpo como se luce un puñal envenenado: bien a la vista, para que todos se fijen en él y sepan, sin lugar a dudas, quién lleva el cetro de mando. Lord Sergei de Raven, enfundado en una túnica negra de terciopelo con toda su superficie bordada en arabescos de hilo de plata, ceñida a su cintura mediante un talabarte de escamas de dragón plateado del que colgaba un solo saquillo hecho también de terciopelo negro recorrió los metros que le separaban de su esposa. Cogiéndola de la mano suavemente, con delicadeza, avanzó hasta el centro de la sala. Los invitados se hicieron a un lado, permitiendo a la pareja ocupar la atención de todos y cada uno de ellos.
-Damas, caballeros –empezó el Duque-. Augustos invitados todos vosotros. Es para mí, y para mi esposa –añadió casi a regañadientes-, un deber y a la vez un placer anunciaros el próximo nacimiento del heredero del Castillo Raven. Los invitados aplaudieron educadamente, como estatuas inertes formando una rueda alrededor de los duques, pero preparados para moverse más rápidos que el relámpago a fin de ser, cada uno de ellos, los primeros en dar su felicitación al Duque Negro. Maniobras políticas.
"Ratas que se muerden entre ellas a fin de llegar antes hacia el queso", pensó el Duque. Despreciaba a todos y cada uno de sus "leales vasallos". Le necesitaban, y no cabía duda de que muchos de ellos le apoyaban ciegamente, aunque sólo fuera porque él mantenía su nivel de vida. Sonreiría y agradecería con absoluta sinceridad cada muestra de simpatía. Estrecharía la mano a cada uno de los presentes. Aceptaría cada inútil e insulso regalo con gracia y elegancia. Y mientras lo hiciera, no dejaría de regocijarse en lo que aquel vástago significaba: la muerte de su molesta y peligrosa Duquesa.
"...el cinismo y la crueldad que exudáis a cada paso".

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¿Medio Ambiente? Economía, gracias

Vengo para hablar de dos cosas. No me extenderé mucho en ninguna, pues ya lo haré en otro momento, pero me han parecido de suficiente importancia para animarme a retomar esto del blog.
  • La primera es la desaparición de la "bolsa gratuita" de las grandes superficies comerciales.
Foto tomada por mí, cerca de mi casa.


Bueno, la noticia es algo más extensa y no tan simplista, pero como el interesado ya se buscará sus propias fuentes, yo sólo la menciono.
Todos hemos oído la noticia, pese a que ya se estaba practicando en algunos hipermercados. Todos, o casi todos, hemos visto los anuncios por la tele o en las vallas publicitarias.

El tema es que me gusta, en apariencia, que se tomen medidas para evitar un enoooorme derroche de recursos y para evitar, de manera consecuente, con toneladas y toneladas de desperdicios de complicada solución. Y, matizo esto último, no es porque los centro de tratamientos de residuos (lo que toda la vida fueron los vertederos, aunque ya no son ni psicológica ni exactamente eso) no operen con bastante eficiencia en su tratamiento. Sino porque mucho porcentaje de esos residuos plásticos que nos sirven para llevar la compra acaban en la calle, en el campo, en el mar. Las bolsas de plástico son muy poco biodegradables. Pero con eso ya entraré otro día.

Lo que NO me gusta es el modo de tratar esta noticia. Se ha hecho una campaña para informar. Lo de "Bolsa Caca" me ha hecho mucha gracia, pero es que la campaña continúa con "CO2 Caca", sin explicar nada de lo que eso significa. Una cosa es tratar a la ciudadanía de idiota y otra aumentar sus conocimientos. ¿De qué tipo es esta campaña? No haría falta que lo dijera, pero lo voy a hacer: de la primera. No se dan razones, sólo pura demagogia (vuelta a las imágenes sensibleras). La población, en su conjunto, es idiota o se comporta como tal. No me extraña: se la trata así y así seguirá.
La otra razón por la que NO me gusta es porque se ha tomado única y exclusivamente por razones económicas. Se podrá aducir cualquier cosa, desde la auténtica preocupación por el M.A. hasta el levantar la losa de la Crisis sobre los ciuadadanos de clases medias y bajas (los únicos que se han visto perjudicados de verdad, a mi modo de entender), pero está por ver si el monumental ahorro de las grandes superficies se trasladará al bolsillo de los demás. Porque en esta zoociedad en la que nos encontramos la única y exclusiva razón para hacer cualquier cosa es que alguien importante gane dinero con ello. Los lobbies económicos, aunque sean "ecológicos", siguen siendo un grupo de gente que hace negocio aprovechándose de las circunstancias del momento. Y sólo con ese fin.

  • La segunda es sobre las bombillas incandescentes.
Una vez más, seguro que todos nos hemos enterado de la noticia. Alguna vez lo he discutido con gente. Desde blogueros hasta amigos íntimos. Por internet o cara a cara. Uno de los mayores problemas que tiene la sociedad ahora mismo es el desequilibrio en el uso de la energía. Desequilibrio que lleva a un enorme derroche por parte de los "favorecidos". Y este derroche, aparte de ser socialmente injusto, también es perjudicial para nuestro planeta (y cuando digo "planeta" digo "hogar"). Ya hablaré, que a lo del Va para ti todavía le queda camino por explotar.

Bien. Me gusta la noticia en tanto en cuanto ayudará a evitar ese derroche. Nos dicen los de las centrales energéticas, los políticos y los economistas que en España (por poner un ejemplo cercano a mí) existe una enorme demanda de potencia energética. Que necesitamos energía y que es imposible subsanar esa necesidad disminuyendo el consumo. Lo mejor, económica, energética y ecológicamente, es adoptar nuevas formas de energía más limpias. Ya hablaré en otra ocasión sobre ello, y le dedicaré la extensión adecuada a ese mismo punto. Ahora decir que disminuir el gasto energético es posible, sin perjudicar de forma apreciable la economía familiar o la nacional. Las costumbres hacen mucho, y la gente se puede acostumbrar a apagar las luces, no jugar con la caldera, bajar las persianas, etc, etc. Pero es difícil que eso cale en esta zoociedad, en la que el placer personal e inmediato es lo principal, y evitar molestias es lo segundo en importancia, por muy absurdas que sean.
A veces sólo vale obligar.
Y digo a veces, ¿eh? Pero esta es una de ellas. La retirada de estas bombillas supondrá un enorme ahorro energético. Sí, son más caras, pero ya bajará el precio de las bombillitas. El ahorro es a la larga, como siempre, y eso cuesta asimilarlo.

Lo que NO me gusta es lo mismo de antes: demagogia (de uno y otro color) y economía. Porque las empresas fabricantes ya empiezan a babear con ello. La energía es, ahora mismo, la moneda de poder más fuerte. Por encima de las armas, la alimentación o los medios de comunicación. ¿Podría o debería ser de otra manera? Sí, pero éste no es el caso que me ocupa ahora. Las decisiones en temas energéticos hunden o levantan economías. Y aquí pasa lo mismo. Incluso las empresas productoras de energía también empiezan a babear, pues ven un filón no explotado: la preocupación por el Medio Ambiente y por las "energías verdes" (será "verde" de vergüenza, digo yo). ¿Se disminuirá la factura energética? Lo dudo, y mucho. Para evitar que se hundan económicamente (una tragedia) mantendrán los precios, o incluso lo subirán aduciendo que las inversiones son demasiado enormes. O exigirán dinero público, con el resultado de que la población será la que pague.
Volvemos a una decisión ambiental tomada de modo económico y con el único objetivo principal de ganar dinero. ¿El M.A. físico se ve favorecido? Bueno, les estamos dando a los ecologistas lo que quieren , ¿no? Pues que nadie se queje.


"Júpiter dijo Romanos... pero no Primos", escribía Uderzo, y aquí lo mismo.

Editado: cuidar el M.A. cuesta dinero y esfuerzo. Es lo que tiene el modificar pautas de conducta, de productividad, de pensamiento y de creencias. Es lo que tiene, repito. Pero eso no quiere decir que para cuidar el M.A. haya que aprovecharse y hacer negocios millonarios. Porque los desequilibrios económico y social también son parte del problema que tiene el M.A. La antroposfera es tan parte del planeta como los océanos o los gases de la atmósfera. Y eso es lo quería denunciar con este post: cómo una decisión (una necesidad) ecologista se convierte en la excusa para que los de siempre se llenen de nuevo los bolsillos.

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