PJs de mi vida: Adriano Corleone (I)

  • Juego: Vampiro: Edad Victoriana.
  • Clan: Verdadero Brujah.
  • Edad real: 132 años.
  • Edad aparente: 25 años.
  • Nacionalidad: italiana.
  • Concepto: catedrático y erudito.
  • Descripción: 1'75 m de altura, delgado, cabello negro y corto, piel olivácea y ojos negros y surcados por un profundo dolor. Tremendamente atractivo, de facciones marcadas y semblante aristocrático. Su voz es grave y pausada, como si meditase las palabras antes de pronunciarlas. Suele vestir de riguroso traje, colores oscuros o negros, sin adornos, aunque eso depende de la época en la que se encuentre. Poco dado a la vida social, introvertido y retraído. Lo más normal es encontrarle con el rostro sobre un libro a la luz de las velas.
Nota del cuervo del blogmaster: éste es sin duda alguna mi personaje favorito. Él y yo hemos pasado mucho juntos. Su existencia ha estado marcada por el dolor de un amor imposible y no correspondido, una responsabilidad no escogida y una traición obligada. Ha sido vapuleado, retorcido, torturado, perseguido. Ha vivido muchas épocas diferentes, siempre en busca de su terrible amor. También tiene el grandioso honor de haber sido el personaje que más veces ha aparecido como PNJ, en multitud de partidas y con diferentes DJs, en unas ocasiones como complemento de una trama y en otras como trama principal.
Queredle, pues está muy necesitado de cariño. Aunque no le servirá de nada, pues su vacío sólo lo puede llenar una persona.


Granos de Arena deslizándose inclementes segundo a segundo.
...la Mano del Todopoderoso lanza sus Dados y...
Entonces la Vida se transforma en Vida.
Caudal de Agua fluyendo lenta e implacablemente día tras día.
...el Destino que fue escrito rueda hacia su cumplimiento pero...
Entonces la Vida se transforma en Muerte.
Renuevos de Árboles brotando del suelo incansables un año y otro año.
...los Dados se acercan al borde donde reina el Abismo del Tiempo y...
Entonces la Muerte se transforma en Muerte.
Estirpe de Astros bailando según leyes impensables era tras era.
...el Azar toma el relevo del Destino de tal manera que...
Entonces la Muerte se transforma en Vida.
Derrota de Anteo ante un Hércules inmutable en un efímero momento.
...la Creación oscila titubeante sobre una Balanza Rota, cae y...
La Vida desaparece.
Guardianes del Crepúsculo imperturbables en una perenne eternidad.
...el Destino marcado por los Dados se cumple pese a que...
La Muerte predomina.

En la Florencia de finales del siglo XVIII nació un niño en el seno de una familia de mercaderes, la respetable familia Corleone. Desde que tuvo consciencia del mundo fue una desilusión para sus padres y sus socios comerciales. Prefería pasar el día en la biblioteca de su padre a asistir a las cenas, bailes y celebraciones de la gente de noble cuna. Por tanto, viendo que este pequeño hijo no seguiría el camino tradicional de su familia pero aún así podía ser muy buen partido, recibió la mejor educación que el dinero podía permitir. Esa educación destinada a los nobles pero que un bolsillo grande podía comprar.
Fue un genio ya desde pequeño. Cursó las carreras de Filosofía, de Historia y de Lenguas Clásicas y las completó antes de cumplir los veinte. Para alivio de sus profesores -que lo veían como un posible competidor-, decidió no quedarse en la Universidad de Florencia. En cambio, continuó su vida de biblioteca en biblioteca, siempre ávido de conocimientos.
Pero la mayor ironía de todas era que él, un consumado investigador de las arenas de la Historia, podía leer en las arenas del Tiempo. Tenía el don del Oráculo. Y, pese a todo, no supo prever su destino.
Y es más: no lo recordaba pese a su indeleble memoria . Aún así, sabe lo que pasó. Estuvo allí. Dos veces.

Acababa de anochecer y él acercaba su rostro a un libro, entrecerrando los ojos para poder leer las palabras escritas, en la biblioteca de la casa de sus padres. Llevaba varias horas y no se había dado cuenta de que la luz del sol moría. Sin velas, sin luz, intentaba descifrar las letras manuscritas por algún célebre escritor de su tiempo. Sus padres habían desistido de enviar algún criado para que bajara a recibir a las visitas de aquella tarde. Mejor, así no le molestarían. Tan ensimismado estaba en su lectura que no oyó los gritos, los cristales rotos, las vigas desplomándose. Sólo cuando el crepitar del fuego llegó a su habitación y comenzó a consumir los cientos de libros de la estancia se dio cuenta de que podía leer sin forzar la vista. Cuando el calor de las llamas lamió su piel y la sala se llenó de humo se dio cuenta de que iba a morir. Empezó a toser de asfixia, se cuerpo se dejó caer al suelo, semiinconsciente. Sí. Iba a morir.
Entonces todo se detuvo. El baile del fuego, el sonido del papel consumiéndose, los gemidos que venían de abajo, el estallido de los cristales... todo. Todo salvo Adriano. Él todavía podía moverse, aunque no era del todo consciente de lo que ocurría.
Y allí estaba el hombre. Momentos antes sólo se encontraba Adriano, pero cuando el mundo se detuvo eran dos los ocupantes de la habitación. Era un hombre de tez morena casi dorada, ojos del color verde pálido del berilo, largo pelo negro recogido en una complicada trenza y nariz aguileña que se encontraba de pie con los brazos cruzados entre dos estanterías a medio consumir. Era bastante bajito, no más de 1'50 m, de complexión delgada pero fibroso, y vestía una túnica de blanco impoluto. Se encaminó hacia el caído, y se arrodilló ante él. Le tomó el pulso, sonrió y levantó al muchacho, quien sólo atinó a emitir un gemido ahogado. De pie, con el yaciente en brazos, cerró sus ojos de color aguamarina. Entonces todo comenzó a moverse de nuevo. Pero en sentido contrario. El fuego huía de las páginas de los libros, las ventanas se recomponían y el humo se retiraba hacia una puerta que se reconstruía a partir de sus maderas ardientes. Sin perder la sonrisa, el hombre depositó al desfallecido sobre la silla que ocupara antes del incendio.
Tras recuperar la consciencia dirigió una mirada de total entendimiento al hombre. Miró hacia el reloj de pared para cerciorarse y asintió: dos horas después el joven estaría en el suelo, muriendo de asfixia. El hombre le dijo que es ágil de mente, sabía que ha consagrado su vida a la búsqueda del conocimiento total, y que el tiempo que se le había concedido no era suficiente para tan ingente tarea. El muchacho asintió por segunda vez y le contestó que así era la vida. El hombre ensanchó su sonrisa, mostrando unos dientes blanquísimos y de colmillos ligeramente puntiagudos, y le respondió diciendo que tenía razón. Que esa vida tenía unas normas muy rígidas para con el tiempo. Pero que él le podía ofrecer otra. El joven volvió a asentir, en un ademán lleno de sencillez.
Inmediatamente el hombre acercó los labios al cuello del joven, muestró sus colmillos y le otorgó el Beso, un Beso que terminó en Abrazo cuando, al expirar por última vez con una convulsión agónica, el joven recibió del hombre la Sangre Maldita. El hombre se retiró, se subió una manga de su traje y le ofreció la muñeca desnuda. El joven renacido bebió ávidamente. Tras eso, el hombre separó la muñeca de la boca de Adriano, acercó su cara a él y le susurró "Ven conmigo". El joven asintió una última vez, se levantó y salió de la habitación tras el misterioso hombre.
Instantes después Adriano y su Sire, Dhenabbi de Tiro, aparecieron tras una columna. El Sire, el Maestro, le miró con intensidad y le susurró: "Ahora ya no olvidarás".

Conoció a su Sire con el nombre de Luca Felinni, un afamado historiador en aquellos tiempos. Pero no era exactamente un historiador. No releía los viejos escritos intentando descrifrar los sucesos reales acaecidos en tiempos remotos. Él no hacía eso. Él vivía la historia y la registraba. Era un cronista. Y Adriano tuvo el privilegio de acompañarle en multitud de hechos clave de la Historia. Pues Luca Felinni, o Dhenabbi, manejaba las corrientes del Tiempo y era capaz de viajar de una época a otra gracias a un artilugio antiquísimo. De su mano, Adriano vivió la auténtica Historia y fue aleccionado en su cometido: investigar, descubrir los hechos. Y continuar la obra de su Sire cuando éste ya no estuviera.
También le aleccionó en la venganza. Pues todo Verdadero Brujah recuerda la Traición de Troile y la diabolización de su Sire, Brujah. La venganza y la paciencia, porque aquélla era una guerra encubierta que duraba milenios y que tal vez durara varios siglos más.

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3 errantes soñaron:

Anónimo dijo...

Joder, parte dos ya, que promete :)

Jezabel dijo...

Qué gran pj. Y qué gran DJ quien lo convirtió en lo que es, ejem, ejem.

Radagast dijo...

Tranquila, Min. Pronto vendrá la parte 2, y la 3. Y puede que una 4.
Este tío tiene mucho bagage, ya te lo digo desde ahora.

Jez, sí, este pj es lo que es gracias a ti, que eres una dj cojonuda (anda que no le has hecho sufrir. Pobrecillo). Aunque yo tb he puesto mi granito, eh?