- Juego: "Crossover" entre Vampiro: Edad Oscura, Hombre Lobo: Edad Oscura, Cambiaformas: Bastet y Cambiaformas: Corax.
- Tribu: Bagheera.
- Edad: 30 años.
- Nacionalidad: india.
- Concepto: mercader de la Ruta de la Seda.
- Descripción: 1'70 m de altura. Complexión delgada pero fibrosa. Piel color canela, de ojos y cabello negros. Su rostro es ovalado, casi femenino, con labios muy expresivos. Muy agraciado y elegante, sus movimientos son siempre fluidos y precisos. Su voz es, asímismo, un instrumento suave y delicado. No suele hablar mucho, salvo cuando está representando su papel de mercader, pero cuando lo hace las personas cercanas sienten la necesidad de escucharle. Viste a la manerá hindú, con ricas vestiduras de telas exquisitas, y no porta armas visibles, salvo un kukri bellamente trabajado atado a un fajín de seda en la espalda.
La India siempre ha sido un lugar misterioso. En el siglo XI esto es más cierto aún, pues las únicas noticias que llegan a Europa de este fabuloso país vienen a través de los mercaderes y las historias traídas por los árabes. Mientras el Viejo Continente estaba inmerso en el oscurantismo, en Oriente la civilización estaba en su momento más esplendoroso.
Aunque, desde luego, la Oscuridad no conoce de fronteras o lejanías. Y los hijos de Gaia y Selene, criaturas todas de Kaos, deben combatir a Wyrm y sus manifestaciones allá donde se hallen.
Es la tierra de los nobles Khan, los justos Bagheera y los vigilantes Nagah.
Masha era un joven indio, hijo de padre mercader, con una familia, además, bastante acomodada. El padre llevaba un boyante negocio de exportaciones a través de la Ruta de la Seda hasta la inculta Europa. Tejidos, especias, orfebrerías... todo artículo caro y bello entraba dentro de su negocio. El joven Mashareessi creció, pues, sin que nunca le faltara de nada. Una casa enorme, decenas de sirvientes, unos padres amorosos... y una compañera de juegos: Shila.
Shila había estado junto a la familia desde antes de que Masha naciera. Esquiva, silenciosa, elegante, diestra, mortal. Su comportamiento era arisco con todos salvo con el joven, hecho comprobado una y otra vez por los sirvientes que no se apartaban a tiempo de su alcance. Era su amiga, cariñosa y leal. Mientras todos huían de ella en cuanto doblaba una esquina de la enorme casa, Masha corría hacia Shila. ¿Por qué este temor? Porque las garras de Shila eran un argumento muy terminante, y sus colmillos, mostrados generosamente en cada bostezo indolente, hacían perder el valor al más pintado.
Shila era una pantera, la sombra acechante de la noche. El silencioso terror de la jungla.
Toda los miembros de sangre de la familia eran parentela Bastet. Los Bagheera, los hombres pantera de la lejana india, protegían celosamente a los suyos, ya fueran félidos u homínidos, siempre en la distancia y siempre en las sombras. Pero con Mashareessi era diferente, aunque eso no lo descubriría hasta bien entrado en la pubertad.
Una tarde, volviendo a la mansión de su familia después de haber hecho un recado en la ciudad, siempre acompañado por la vigilante pantera, ésta se detuvo de pronto. Masha, que hasta entonces iba riéndose, se puso serio ante el gruñido bajo y gutural del animal. Entonces empezó a correr.
Cuando llegó a el lugar don de se levantaba su casa sólo vio desolación. Cadáveres parcialmente quemados, las paredes derrumbadas... Todo parecía haber ocurido muy rápido. Su ira y su rabia crecieron en él de manera desmesurada. Entonces cambió. Su estatura se duplicó en pocos segundos, sus músculos se hincharon, su piel se cubrió de negro pelaje y una larga y fina cola negra le apareció al final de la espalda. Su rugido quebró algún vidrio cercano y sus zarpas hendieron el aire.
Entonces oyó que alguien le hablaba. Shila, a su lado, maullaba y gruñía de manera comprensible. Le dijo que habían sido los servidores de Kali, la Destructora del Mundo. Era su deber vengar a la parentela, destruyendo al causante de su desgracia. Pero que, para ello, primero necesitaba saber. Necesitaba comprender el mundo, sus habitantes y su propósito.
Cinco años tuvieron que pasar hasta que estuvo preparado. Cinco años en la jungla junto a Shila. Aprendió a cambiar, a comunicarse con los espirtus ancestrales, a rendir culto a Gaia y a Selene. Descubrió que poseía poderes inimaginables poco tiempo atrás, como ser capaz de escalar en roca desnuda, caminar por una delgada liana o seducir con una simple sonrisa.
Y una vez preparado, decidió hacer justicia. Llegó hasta Pankok, ciudad terrible bajo el puño de un malvado vampiro. Fue difícil colarse dentro del Palacio, pero lo hizo. Sigiloso, diestro, astuto. Se enfrentó al hijo de Wyrm, un Seguidor de Set que era la encarnación absoluta de la perversión y la corrupción. Y le venció en una encarnizada batalla, una gesta que los espíritus llevaron hasta los Ancianos Bagheera, y que le valió al joven Masha la promoción de Rango.
Pero Mashareessi no satisfizo su ansia. Su familia directa y su parentela habían sido asesinadas. Nada le retenía en la India. Así que, aprovechando el negocio de su difunto padre, decidió partir hacia Europa, un lugar dominado por los vampiros. Allí Wyrm campaba a sus anchas y, aunque los Garou, odiados por cualquier Bastet desde el Impergium, hacían lo que podían en la lucha contra él, la pobre humanidad, objeto de protección de Gaia y Selene, sufría en demasía.
Llegó a Hungaria, país del este de Europa, a través de la Ruta de la Seda. Pues se llevó un carromato lleno a rebosar de ricas mercancías, y lo hizo tanto como disfraz como el ser un modo de vida. Allí se unió a un variopinto grupo que luchaba contra los Reyes Vampiros de la zona, los temibles Tzimisce. Formaban el grupo dos Garou, una Vampiresa y una Corax. Su encuentro fue bastante extraño, y Masha nunca acabó de encajar entre ellos. Una de los Garou era una Furia Negra a la que le caía mal el Bagheera por dos razones: ser un hombre y ser un hombre gato. El otro Garou era un Caminante Silencioso hosco y taciturno, casi lacónico, que contrastaba demasiado con el modo de ser extrovertido de Mashareessi. La Vampiresa era una Gangrel, casualmente familiar de la Garou, cuya condición de no-muerta lastraba el progreso del grupo. Y la Corax... era una esquizofrénica paranoide que nunca se callaba, y todo Bastet que se precie valora el silencio, aun siendo criaturas sociales.
La partida duró poco, apenas tres o cuatro sesiones, pues el Máster sufrió... una repentina intoxicación de horchata en mal estado. Una pena, pues el PJ podía dar mucho de sí. Era algo insólito, peculiar, con una profundidad muy grande y que jamás pudo desarrollarse plenamente.
Como PNJ tuvo una brevísima aparición, brevísima porque la partida acabó poco después por razones... personales, en la partida que dirigí el curso pasado, llamada "Kosovo". (crossover de Vampiro: Edad Oscura, Hombre Lobo: Edad Oscura, Cambiaformas: Bastet y Demonio: La Caída). Allí se unió brevemente a otra Bagheera de origen árabe y aprendiz de alquimista, un Gangrel campesino más tosco que un palo, una noble Tzimisce en misión de venganza, un Ventrue caballero templario y un Brujah bastante Antiguo que servía a la Tzimisce. Allí Mashareessi era mercader camino a Toledo en la Iberia del siglo XI, y tras una breve presentación bastante cómica en la que el Ventrue apuñaló "sin querer" al Bagheera tras "salvarle" de unos bandidos (y cuyos resultados fueron: las preciosas vestiduras de Masha acabaron manchadas de sangre y además se indignó bastante ante la zafiedad, el lenguaje y el mal vestir del Ventrue), se encaminó con ellos para... guiarles por el camino de correcto.
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Aunque, desde luego, la Oscuridad no conoce de fronteras o lejanías. Y los hijos de Gaia y Selene, criaturas todas de Kaos, deben combatir a Wyrm y sus manifestaciones allá donde se hallen.
Es la tierra de los nobles Khan, los justos Bagheera y los vigilantes Nagah.
Masha era un joven indio, hijo de padre mercader, con una familia, además, bastante acomodada. El padre llevaba un boyante negocio de exportaciones a través de la Ruta de la Seda hasta la inculta Europa. Tejidos, especias, orfebrerías... todo artículo caro y bello entraba dentro de su negocio. El joven Mashareessi creció, pues, sin que nunca le faltara de nada. Una casa enorme, decenas de sirvientes, unos padres amorosos... y una compañera de juegos: Shila.
Shila había estado junto a la familia desde antes de que Masha naciera. Esquiva, silenciosa, elegante, diestra, mortal. Su comportamiento era arisco con todos salvo con el joven, hecho comprobado una y otra vez por los sirvientes que no se apartaban a tiempo de su alcance. Era su amiga, cariñosa y leal. Mientras todos huían de ella en cuanto doblaba una esquina de la enorme casa, Masha corría hacia Shila. ¿Por qué este temor? Porque las garras de Shila eran un argumento muy terminante, y sus colmillos, mostrados generosamente en cada bostezo indolente, hacían perder el valor al más pintado.
Shila era una pantera, la sombra acechante de la noche. El silencioso terror de la jungla.
Toda los miembros de sangre de la familia eran parentela Bastet. Los Bagheera, los hombres pantera de la lejana india, protegían celosamente a los suyos, ya fueran félidos u homínidos, siempre en la distancia y siempre en las sombras. Pero con Mashareessi era diferente, aunque eso no lo descubriría hasta bien entrado en la pubertad.
Una tarde, volviendo a la mansión de su familia después de haber hecho un recado en la ciudad, siempre acompañado por la vigilante pantera, ésta se detuvo de pronto. Masha, que hasta entonces iba riéndose, se puso serio ante el gruñido bajo y gutural del animal. Entonces empezó a correr.
Cuando llegó a el lugar don de se levantaba su casa sólo vio desolación. Cadáveres parcialmente quemados, las paredes derrumbadas... Todo parecía haber ocurido muy rápido. Su ira y su rabia crecieron en él de manera desmesurada. Entonces cambió. Su estatura se duplicó en pocos segundos, sus músculos se hincharon, su piel se cubrió de negro pelaje y una larga y fina cola negra le apareció al final de la espalda. Su rugido quebró algún vidrio cercano y sus zarpas hendieron el aire.
Entonces oyó que alguien le hablaba. Shila, a su lado, maullaba y gruñía de manera comprensible. Le dijo que habían sido los servidores de Kali, la Destructora del Mundo. Era su deber vengar a la parentela, destruyendo al causante de su desgracia. Pero que, para ello, primero necesitaba saber. Necesitaba comprender el mundo, sus habitantes y su propósito.
Cinco años tuvieron que pasar hasta que estuvo preparado. Cinco años en la jungla junto a Shila. Aprendió a cambiar, a comunicarse con los espirtus ancestrales, a rendir culto a Gaia y a Selene. Descubrió que poseía poderes inimaginables poco tiempo atrás, como ser capaz de escalar en roca desnuda, caminar por una delgada liana o seducir con una simple sonrisa.
Y una vez preparado, decidió hacer justicia. Llegó hasta Pankok, ciudad terrible bajo el puño de un malvado vampiro. Fue difícil colarse dentro del Palacio, pero lo hizo. Sigiloso, diestro, astuto. Se enfrentó al hijo de Wyrm, un Seguidor de Set que era la encarnación absoluta de la perversión y la corrupción. Y le venció en una encarnizada batalla, una gesta que los espíritus llevaron hasta los Ancianos Bagheera, y que le valió al joven Masha la promoción de Rango.
Pero Mashareessi no satisfizo su ansia. Su familia directa y su parentela habían sido asesinadas. Nada le retenía en la India. Así que, aprovechando el negocio de su difunto padre, decidió partir hacia Europa, un lugar dominado por los vampiros. Allí Wyrm campaba a sus anchas y, aunque los Garou, odiados por cualquier Bastet desde el Impergium, hacían lo que podían en la lucha contra él, la pobre humanidad, objeto de protección de Gaia y Selene, sufría en demasía.
Llegó a Hungaria, país del este de Europa, a través de la Ruta de la Seda. Pues se llevó un carromato lleno a rebosar de ricas mercancías, y lo hizo tanto como disfraz como el ser un modo de vida. Allí se unió a un variopinto grupo que luchaba contra los Reyes Vampiros de la zona, los temibles Tzimisce. Formaban el grupo dos Garou, una Vampiresa y una Corax. Su encuentro fue bastante extraño, y Masha nunca acabó de encajar entre ellos. Una de los Garou era una Furia Negra a la que le caía mal el Bagheera por dos razones: ser un hombre y ser un hombre gato. El otro Garou era un Caminante Silencioso hosco y taciturno, casi lacónico, que contrastaba demasiado con el modo de ser extrovertido de Mashareessi. La Vampiresa era una Gangrel, casualmente familiar de la Garou, cuya condición de no-muerta lastraba el progreso del grupo. Y la Corax... era una esquizofrénica paranoide que nunca se callaba, y todo Bastet que se precie valora el silencio, aun siendo criaturas sociales.
La partida duró poco, apenas tres o cuatro sesiones, pues el Máster sufrió... una repentina intoxicación de horchata en mal estado. Una pena, pues el PJ podía dar mucho de sí. Era algo insólito, peculiar, con una profundidad muy grande y que jamás pudo desarrollarse plenamente.
Como PNJ tuvo una brevísima aparición, brevísima porque la partida acabó poco después por razones... personales, en la partida que dirigí el curso pasado, llamada "Kosovo". (crossover de Vampiro: Edad Oscura, Hombre Lobo: Edad Oscura, Cambiaformas: Bastet y Demonio: La Caída). Allí se unió brevemente a otra Bagheera de origen árabe y aprendiz de alquimista, un Gangrel campesino más tosco que un palo, una noble Tzimisce en misión de venganza, un Ventrue caballero templario y un Brujah bastante Antiguo que servía a la Tzimisce. Allí Mashareessi era mercader camino a Toledo en la Iberia del siglo XI, y tras una breve presentación bastante cómica en la que el Ventrue apuñaló "sin querer" al Bagheera tras "salvarle" de unos bandidos (y cuyos resultados fueron: las preciosas vestiduras de Masha acabaron manchadas de sangre y además se indignó bastante ante la zafiedad, el lenguaje y el mal vestir del Ventrue), se encaminó con ellos para... guiarles por el camino de correcto.
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9 errantes soñaron:
Wow! Mola la historia. =)
Llevar semejante personaje debe ser fantabuloso...¿has intentado recuperarlo?A lo mejor deberías...
Gracias, Min. No pude desarrollarla tanto como a Slav o Hoke n'Bab, pero desde luego que tenía potencial.
Desi, hombre, el tema es que no sé dónde podría llevarlo. No hay partida en la que quepa. Por eso lo peenejoticé, para poder llevarlo a gusto... aunque la partida se cortara bruscamente.
Ya veréis cuando conozcáis a Viktor Maxwel (Mago), a Adriano Corleone (Vampiro) o Carmen Acevedo de Soldano (7º Mar)...
Me muero de ganas de que sigas con esta serie. ¡Y de verdad, el Rayo se merece una entrada!
Al Rayo hay que verlo y vivirlo. No puede ser condensada toda su idiosincasia en un soso post, por muy pormenorizado que sea. Su complejidad, su textura, su profundidad, su... su todo. Es algo que o se experimenta o no se comprende.
Como muestra, un botón:
"¡Hostiasss, Doc, q'esto v'aquí y eso va p'ahí! ¿Que no? ¡Que no te coscas, tronko!"
"¡Heeeeyyy! ¿Qué passsa, chorbitaaa?"
"Hostia, ¿que no?"
"'Al Rayo'... le molas, chorba. Y si 'al Rayo' le molas... solo te queda decir... heeeeyyy"
"'El Rayo' es 'el Rayo', nena. ¿Que no? Y lo q'hace 'el Rayo'... moooola que lo flipas, ¿pillas por la orillas?"
"¡Pero si es superfácil, tío, pones esto así, o asao que me da igual, lo taca y "vualá", "meid" in Rayo!"
"Vaya con la pibita, ¿qué tal si nos vamos a tomar unas birras y luego a mi keli? ¿Y si pasamos de las birritas?"
Después de que la "chorba" le haya amenazado con partirle un brazo (y va en serio): "Cómo me ponen las tías que dan caña".
"Oye. El Rayo sabe lo que se hace."
Declaro públicamente que tenemos que hacer una kedada en casa rural baratilla para jugar a rol, un finde entero lo menos xD ¿os imagináis?
Min: conmigo ya estás contando.
¿Cuándo empezamos a cuadrar calendarios? XD
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