De donde no hay no se puede sacar

Yo tengo que decir que sé muy poco de economía. Lo que sé fue lo que conseguí sacar de una asignatura llamada Economía Ambiental de mi carrera. Y que me costó aprobar lo suyo y lo del vecino. Unas simples notas, apuntes, pinceladas de todo el sistema económico en el que nos movemos. Añadido esto a que mi formación literalmente materialista (porque yo estudio cosas que puedo tocar, desmenuzar, agarrar, sostener... o que puedo representar cartográficamente pero que existen de verdad y que están "ahí fuera") me dice que "de donde no hay no se puede sacar", hay cosas que no llego ni de coña a comprender. No consigo que me quepan en la cabeza, vamos. Me chirrían mogollón cuando las escucho. Eso es lo que me ocurre con la "economía de mercado" (por generalizar, que ya se ha matizado en esta entrada de Siesp).
Si ya se empieza a hablar de economía de recursos naturales... O incluso de esa quimera inútil que todavía no he visto por ningún lado llamada "economía ambiental". La que se supone que sirve para algo. La que en el papel queda muy chula.

El mercado es un buen ejemplo de evolución por acción: la visión del probémoslo-todo-a-ver-qué-funciona. Esto puede garantizar un sistema moralmente satisfactorio de gestión de recursos mientras ninguna criatura consciente ponga objeciones por ser tratada como uno de esos recursos. El mercado, a pesar de su complejidad, sigue siendo un sistema tosco y en esencia miope, incapaz (sin las modificaciones drásticas que lastran la eficiencia económica que es su argumento principal) de distinguir la no-utilización de una materia prima por su superfluidad procesal del agudo, prolongado y generalizado sufrimiento de seres conscientes.

-Prefacio a Excesión. Ian M. Banks.

Los economistas, lo que supuestamente dominan los mercados (no los licenciados en economía, sino los magnates) ni entienden que sin cimientos no hay casa ni recuerdan el cuento de los tres cerditos. Y eso es así ahora, lo fue antes y lo será después. Al menos hasta que se descubra la transmutación a gran escala y energéticamente barata.

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3 errantes soñaron:

Siesp... dijo...

Lo que en un principio se denominó "mercado" era una digna herramienta de evolución, puesto que las necesidades humanas se podían satisfacer con "ese juego". Hoy en día, el mercado ha traspasado la línea evolutiva y ha descarrilado. Los magnates a los que aludes, antes, invertían en bienes materiales (fábricas, instalaciones o compra de mercancías); pero ahora compran exclusivamente dinero para venderlo más caro. Si el actual objetivo de todo comerciante fuera exclusivamente el dinero, no obtendríamos los recursos para nuestras necesidades físicas. No se puede comer dinero y, aunque tengamos mucho, si todos los restaurantes del mundo se hubieran reconvertido en especuladores monetarios no habría ningún sitio donde comer.

Aquelo que mencionabas sobre capital humano y medios de producción se ha quedado anticuado para este mercado, pero era lo que funcionaba. El mercado exclusivamente monetarista será la destrucción del capitalismo. Costará, pero se ve venir.

Respecto a la economía, ya me he extendido en los comentarios de mi post, y te doy las gracias por su enlace.

Es un placer leerte.

Un abrazo, amigo.

Anónimo dijo...

Bestial la cita, absolutamente demoledora y muy bien expresada. Me ha entusiasmado. Qué sensación la de ver que el mundo funciona de tal forma que sólo puede ir a peor sin un cambio de paradigma, y qué pena que estas cosas sólo se puedan hablar entre según qué gente sin que te tomen por chalado.

Radagast dijo...

Precisamente por eso no me he extendido, Siespi, porque ya se ha comentado largamente en tu blog. Y no hace falta que agradezcas nada. Tu blog es un blog de referencia, jeje.

Copépodo, el tema es que ése es el problema: no se puede hablar sin que te tomen por pirado. Pienso que habría que cambiar a algo más tirando hacia una economía planificada. Pero... chsss... no digas que lo he dicho yo...

PD: la Saga de La Cultura me gusta mucho y se la recomiendo a cualquiera que le guste la sci-fi (aunque hago un inciso: las traducciones de La Factoría son penosas de necesidad. Una lástima que Martínez-Roca sólo hubiera publicado 3 novelas)